Ñemboja digital Módulo 2 - Semana 8
2. LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN ARGENTINA
Desposeídos de sus tierras ancestrales y
vencidos militarmente, los pueblos originarios fueron incorporados en masa al
Estado argentino como pueblos sometidos y ocupantes precarios en sus propios
territorios. Fueron obligados a adoptar una religión y un estilo de vida
ajenos. Arrinconados en zonas geopolíticas desfavorables, fueron convertidos en
productores de subsistencia y/o proletarios rurales contingentes a las
fluctuaciones del mercado capitalista. Por efecto de procesos regionales de
migraciones forzosas un importante porcentaje de sus miembros vive en áreas
urbanas y suburbanas donde es usual que deban ocultar su identidad para evitar
el maltrato y la discriminación. Aunque en los últimos tiempos su presencia
pública es cada vez más frecuente, subsiste en gran parte de la población el
firme convencimiento de que los indígenas son un mero dato del pasado
prehispánico que desapareció por efecto de la "natural" evolución de
la humanidad. En el mejor de los casos, se los considera un sector de la
población que, por mestizaje con el componente europeo de origen español,
generó una población criolla que luchó por la independencia. Y, si hoy queda
algún remanente, vive predominantemente en áreas rurales, más o menos
asimilado, como cualquier otro ciudadano. A esta peculiar invisibilización ha
contribuido también la ideología del "crisol de razas" como
experiencia social colectiva que habría borrado definitivamente todas las
diferencias a favor de una supuesta unidad racial, cultural y lingüística de la
Nación Argentina. Sin embargo, mientras nadie llamaría "mestizo" a un
hijo de euroargentinos, quienes tienen un padre o madre indígena son los que
más claramente cargan con el estereotipo de "indio", como marca
indeleble que confirma la asimetría racializada y fundante que dio origen a la
sociedad nacional, legitimando en forma simbólica una relación de dominación
que afecta cotidianamente la vida de las pueblos indígenas . Así, es frecuente
en el lenguaje cotidiano el uso de versiones peyorativas que asimilan
"indio/indígena" a vago, indolente, sucio, bruto, salvaje, haragán.