Ñemboja digital Módulo 2 - Semana 9

6. EL PROBLEMA DEL OTRO

Según la Real Academia Española, la palabra “otro” es un adjetivo que se dice de una persona o cosa para marcar una diferencia. Para nosotros, el problema del otro va a significar la transformación de ese adjetivo en un sustantivo, es decir, la transformación del “otro” como característica en el “otro” como persona. Todos los indios eran “otros” que se definían por oposición a la cultura europea.

El crítico literario búlgaro Tzvetan Todorov, en su libro La Conquista de América: el problema del otro (1982), analiza esta problemática en las Crónicas de Indias y la introduce con las siguientes palabras:

Quiero hablar del descubrimiento que el yo hace del otro. […] Uno puede descubrir a los otros en uno mismo, darse cuenta de que no somos una sustancia homogénea y radicalmente extraña a todo lo que no es uno mismo: yo es otro. Pero los otros también son yos: sujetos como yo, que sólo mi punto de vista, para el cual todos están allí y sólo yo estoy aquí, separa y distingue verdaderamente de mí. Puedo concebir a esos otros como una abstracción, como una instancia de la configuración psíquica de todo individuo, como el Otro, el otro y otro en relación con el yo; o bien como un grupo social concreto al que nosotros no pertenecemos. Ese grupo puede, a su vez, estar en el interior de la sociedad: las mujeres para los hombres, los ricos para los pobres, los locos para los “normales”; o puede ser exterior a ella, es decir, otra sociedad, que será, según los casos cercana o lejana: seres a los que todo acerca a nosotros en el plano cultural, moral, histórico; o bien desconocidos, extranjeros cuya lengua

y costumbres no entiendo, tan extranjeros que, en el caso límite, dudo en reconocer nuestra pertenencia común a una misma especie. Esta problemática del otro exterior y lejano es la que elijo […].

Fragmento de La Conquista de América, de Tzvetan Todorov (1982).

Entonces, desde la perspectiva de Tzvetan Todorov, los europeos vieron en el indio un otro exterior y lejano del que no conocían nada que lo acercara a la cultura Occidental, y del que llegaron a dudar, por momentos, de su común pertenencia al género humano.

Una de las principales diferencias que separó ambas culturas fue la lengua. Esta dificultad para comunicarse con el otro, en un principio, promovió una mirada extrañada sobre los indios, por la cual el europeo intentó reconocer los “usos y costumbres” semejantes que pudieran conducir a un posible intercambio con los habitantes de lo que se creía que eran las Indias de Oriente.

Luego, más naturalizado el contacto con este espacio desconocido, una mirada exploradora permitió acrecentar el conocimiento del otro y de sus tierras, con el objetivo de cerciorarse dónde estaban, cuáles eran los límites, cuáles las riquezas naturales y qué podían esperar de la gente del Nuevo Mundo. Por último, ya explorada la tierra, una mirada conquistadora comenzó a censurar las prácticas del otro para invadir y apropiarse del territorio que pasaría a ser la Nueva España.