Ñemboja digital Módulo 2 - Semana 7

2. Estado, nación y territorio nacional

Estos tres conceptos también son fundamentales para comprender la configuración del espacio mundial. Habitualmente se confunden los conceptos de Estado y de Nación, dos conceptos que, si bien están estrechamente vinculados, tienen acepciones distintas.

El Estado es la organización de la Nación. Esto, bajo el supuesto básico de que el Estado regula a un conjunto relativamente homogéneo de personas con identidad propia, con capacidad para gobernarse a sí mismos (con poder político propio) y con un territorio definido que en suma forman una nación. En otros términos, el Estado es el modo de organización tanto política como jurídica de una nación y, por lo tanto, ejerce soberanía legitimada por Derecho Internacional sobre un territorio delimitado, al que se denomina territorio nacional.

En el caso de los Estados nacionales, Estado y Nación coinciden territorialmente.

En estos casos, la realidad histórico-social de la nación coincide con los límites de la soberanía del Estado; pero no siempre ocurre ello entre ambos conceptos.

Esto no sucede, por ejemplo, en el caso de las naciones que fueron divididas por razones políticas, como Corea hasta hoy y Alemania desde 1961 hasta 1989. En otros casos, existen naciones sin un Estado correspondiente, como los kurdos que habitan en los territorios de Irak, Siria, Irán y Turquía, los papúes en Nueva Guinea Occidental o los palestinos, en conflicto permanente con el Estado de Israel por un territorio nacional propio.

Durante los siglos XVI, XVII y XVIII nacieron y crecieron los Estados nacionales. A finales del siglo XVIII y en los siglos XIX y XX, gran parte de estos Estados nacionales se consolidaron como unidades de cierta cohesión económica, política, social y territorial. Pero debemos mencionar que el Estado nacional es una construcción histórica, así como también lo son el Estado y la nación. Esto significa que estos conceptos también son el resultado de la interacción de fuerzas económicas, políticas, sociales e ideológico-culturales que se modifican con el tiempo.

Estos cambios también llevan a la modificación de los límites territoriales de los Estados a través de diferentes mecanismos, entre los cuales podemos mencionar los acuerdos, los tratados, los arbitrajes externos o las guerras. Muchas veces, como resultado de subdivisiones y unificaciones llegan, incluso, a crearse nuevos Estados o a desaparecer otros.

Entre los Estados que se han creado durante el siglo XX están la República Checa y Eslovaquia -como resultado de la subdivisión pacífica de Checoslovaquia-, Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro, Macedonia, Croacia y Eslovenia –luego de la disolución de la ex Yugoslavia-; Kazajstán, Ucrania, Uzbekistán y otros doce países por el derrumbe en diciembre de 1991 de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), el Estado de Israel, Belice y una gran cantidad de países africanos que se independizaron de las potencias europeas desde mediados de siglo, entre muchos otros casos.


El mapa mundial se ha modificado profundamente a lo largo del siglo XX marcado por los nacionalismos,

 el surgimiento de Estados muy fuertes (especialmente en el caso del bloque comunista), la creación de bloques 

económicos, las independencias y las  dependencias, las organizaciones supranacionales 

(como la Organización de la Naciones Unidas -ONU-, la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN- o 

la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE-), las guerras y la transnacionalización de la economía y debilitamiento de los Estados nacionales.