Ñemboja digital Módulo 5 - Semana 3
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COPIA - Sec_Distancia_Ñemboja_Digital
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Libro:
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Ñemboja digital Módulo 5 - Semana 3
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Imprimido por:
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Invitado
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Día:
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domingo, 22 de diciembre de 2024, 15:12
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1. El consumo
Consumir es
hacer uso de unos servicios y productos para satisfacer las necesidades o
deseos propios o de otro ser vivo. Consumir no es lo mismo que comprar de forma
descontrolada, entendiendo que esa acción nos hará más felices. Cuando eso
ocurre, hablamos de consumismo. Por otro lado, el término consumo inteligente
hace referencia al uso de productos y servicios con el fin de cubrir las
necesidades básicas de un individuo con las que aportar una mayor calidad de
vida.
Caer en el
consumismo tiene efectos negativos en la vida de una persona a nivel individual,
tanto en la salud como en las finanzas personales, pero también afecta de forma
global sobre los recursos naturales y el medio ambiente. Por eso, hacer un
consumo inteligente es tan importante, puesto que es una forma de tomar
decisiones de forma coherente respecto a nuestras necesidades y mejorar la
calidad de vida individual y global, mediante el consumo.
2. ¿Cómo es el consumo inteligente?
El consumo
inteligente es buscar previamente información sobre el producto o el servicio
que se va a adquirir, examinar y comparar marcas, precios y garantías, para así
tomar una decisión que se adecue a nuestras necesidades y a nuestra economía.
Pero con escoger promociones, precio y calidad, no basta. Hay que hacerse una
pregunta antes: ¿es un impulso o una necesidad que atender o que aporte calidad
a mi vida?
Durante los
últimos años, se han añadido calificativos que definen qué es el consumo
inteligente y qué influencia tiene. Son cinco atributos que afectan a la salud
financiera, ya sea en el momento en el que se consume o en el futuro. Siempre
que al usuario le sea posible, se recomienda tenerlos en cuenta:
Al consumir
se valora atender las necesidades individuales reales y también que ese consumo
no dañe la conservación del medio ambiente y la igualdad social.
Tener en
cuenta con nuestro consumo las implicaciones sociales y valorar las opciones
más solidarias, justas y ecológicas.
Consumir
productos que sean beneficiosos para cuidar, incentivar y mantener unos buenos
hábitos de vida que mejoren y sumen nuestra salud física y emocional.
Consumo que
ayuda o que, por lo menos, no perjudica al desarrollo sostenible. Satisfacer
nuestras necesidades de hoy sin que perjudique a las generaciones de mañana.
Si existe la
posibilidad, incentivar el consumo de productos de comercio justo, ya que
repercuten de manera favorable sobre la producción de países subdesarrollados. “