Ñemboja digital MODULO 6 - Semana 8
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Ñemboja digital MODULO 6 - Semana 8
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miércoles, 12 de marzo de 2025, 06:49
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1. ¿POR QUÉ HACER UN ESTUDIO DE MERCADO?
¡Hola! Seguimos avanzando en
nuestro camino de mejorar las organizaciones. En esta semana vamos a trabajar
con la Investigación de Mercados. Una idea que, si bien tiene su complejidad,
no está lejos de nuestro alcance. ¿Nos acompañamos?
La investigación te ayudará a
minimizar los riesgos para montar una empresa, o para mejorar la que ya tenés
en marcha.
Analizaremos algunos de los
puntos más importantes que conviene analizar antes de decidirte a lanzar un
producto o servicio. Es lo que se conoce como estudio de mercado y la primera
pregunta que deberías formularte es si realmente necesitas hacerlo o podés
prescindir de él.
La falta de presupuesto no debe
ser una razón para lanzarte sin realizar un estudio de mercado. Está en juego
la supervivencia misma de tu emprendimiento. Los expertos repiten hasta la
saciedad que son muchas las veces que ven cerrar un negocio a pocos meses de
montarlos. Son empresas con una oferta que está fuera del mercado porque se cae
en el error de pensar que nuestras ideas son las mismas que las del público. Y
no se contrastan. Recuerdan también que sólo salen al mercado un 20% de los
productos que se testean así que es fácil imaginar lo que sucede con aquellos
que ni siquiera llegan a testearse.
El emprendedor, que le lleva a
creer que su idea es buena sin contrastarla y la creencia de que las
investigaciones de mercado son caras están detrás de esta cruda realidad. Y lo
cierto es que una investigación para testear una idea, con un equipo de profesionales,
puede hacerse con una inversión muy costosa. Pero si no se dispone de recursos
suficientes también hay métodos y herramientas para que seas vos mismo quien
efectúe el trabajo previo de investigación y obtener resultados fiables.
2. ¿CÓMO HACER UN BUEN ESTUDIO DE MERCADO? PRIMEROS PASOS
Investiga con fundamento. Si hablamos de estudio de mercado,
significa que nos referimos a seguir una metodología que permita obtener
resultados válidos para tomar decisiones. No sirve con pedir opinión a un grupo
de amigos y conocidos. Tampoco basta con mirar en Google para hacer una pequeña
aproximación a lo que hace la competencia. Hablamos de que realices tu propia
investigación siguiendo una metodología lo más cercana posible a la que
utilizan los profesionales. Ello te ayudará a minimizar el riesgo en la toma de
decisiones. Pero puede que te preguntes ¿por dónde empezar?
Define una meta: Lo primero es definir el objetivo de la
investigación. Saber para qué la vas a realizar, qué querés averiguar y qué
utilidad le vas a dar. Dependiendo de los objetivos, aplicarás una u otra
metodología. En cualquier caso, lo primero que debe plantearse el emprendedor
es si el producto o servicio es bueno así como el potencial mercado que estaría
dispuesto a pagar por él y cómo le gustaría que fuese. Por eso tenemos que
saber si la idea va a funcionar o no, cuáles son las cosas buenas y cuáles las
malas.
¿Qué
tipo de investigación? En función de tu objetivo, tendrás que escoger entre
las herramientas de investigación posibles. Algunas sólo proporcionan datos
puros y duros (estudios cuantitativos). Otras, valores de calidad o de
intención de compra, de oportunidades y amenazas (cualitativos). Puede que para
arrancar necesites una combinación de los dos. Por ejemplo, para empezar lo
primero que te interesa es conocer el tamaño del mercado en el que quieres
entrar. Su valor en precio o por potenciales clientes. Para eso se utilizan los
paneles de consumo o de compra, en los que se pregunta a la gente qué ha
consumido o comprado (no se le pregunta sobre intención de compra, que es lo
que nos dice si vamos a tener una oportunidad). El panel te ayudará a
determinar el tamaño de tu mercado potencial, pero lo tendrás que complementar
después con una encuesta de satisfacción que te proporcione pistas sobre las
oportunidades y amenazas que existen realmente en ese segmento concreto.
Cada
herramienta sirve para un objetivo. Para testear un nuevo producto, siempre
haremos un test de producto. Para conocer las motivaciones de compra, lo mejor
es una encuesta. Pero si ya estoy en el mercado y quiero detectar por qué se ha
producido una caída de ventas, hago un panel de compra y veo qué barreras ha habido.
Qué ha podido provocar el no crecimiento, analizo quiénes de mis competidores
sí crecen, qué factores han aprovechado...
¿Quién es mi público? La
tercera decisión clave es escoger el universo de personas que van a participar
en la investigación. El mínimo posible para obtener resultados fiables. Y
dependerá del tipo de negocio que vayas a montar. No es lo mismo un negocio que
esté dirigido a un público general y a un mercado nacional o global, que un
comercio local para un público muy segmentado. Así si la intención es, por
ejemplo, poner una tienda que se llama Juguetos en un centro comercial, lo
primero que debés hacer, aparte de ver el local y analizar si ya tienes
competencia en ese lugar, es analizar en distintos momentos del día qué tipo de
gente pasa: hombres, mujeres, de qué edad, si tienen hijos... para ver un poco
el tránsito. Y luego preguntarles si estarían interesados en este tipo de
tienda, qué surtido creen que debe tener, qué servicios…
Por el contrario, si lo que queremos
es lanzar un negocio que se dirige a un público mucho más grande, tendrás que
ver dónde está ese consumidor y cómo vas a llegar a él de la forma más
eficiente y económica. El mínimo de muestra fiable (en este caso, unas 100) y
el canal más adecuado para llegar a ellos.
3. ¿QUÉ DEBEMOS TESTEAR PARA SABER LANZARNOS?
No te obsesiones con medir la
intención de compra. En realidad, no va a ser lo que determine tanto el éxito o
el fracaso de tu futuro negocio. Lo que debés analizar en tu investigación es
si tu negocio es relevante, si es diferente, y si además lo ofreces a un precio
competitivo.
La viabilidad depende de tres factores básicos: que sea
relevante, que sea diferente y que tenga un precio competitivo. Si reunís esas
tres variables, puede que tengas un producto estrella. ¿Cómo analizas cada una?
Grado de relevancia. Es lo que nos da la pista sobre si vamos a ser capaces
de convencer al cliente de que deje a la competencia y se venga con nosotros.
Para ello, los expertos aconsejan diseñar un producto o una idea que realmente
satisfaga una necesidad mejor o de forma diferente a como lo hacen el resto en
la actualidad. Esto es algo que puede
consultarse directamente con el potencial consumidor.
Grado de innovación. La diferenciación es fundamental y la clave para
alcanzarla es la innovación. Desde el punto de vista del emprendedor, de lo que
se trata es de que no tengas que invertir mucho si la idea no es buena o no
funciona. Se debe testear desde lo que es un insight (un deseo del consumidor o
del cliente), hasta el producto final. Y en función del grado de desarrollo que
tenga, vas viendo si funciona o no, es decir, si merece la pena insistir o
deberías incorporar cambios.
Se trata de no tener ya
totalmente diseñado y completo el producto antes de testarlo e ir midiendo la
innovación desde los estadios más iniciales, casi desde los cimientos. Así, por
ejemplo, tengo necesidad de un producto que sea refrescante pero a la vez sano:
el helado de yogur. Luego puedo testear sabores, helado de limón, el especial
de chocolate... testeo ideas de productos a ver cuál de esas encaja en el
insight. Puedo encontrar tres, cuatro o cinco. Y eso lo paso a un concepto: la
razón por la que debo comprarlo, el beneficio... Una vez que tengo eso, lo
traslado a las distintas fases del lanzamiento del negocio y voy preguntando:
con un test de producto, otro de concepto, uno más de ideas… En el caso de que
lo tuyo sea una empresa de servicios, sabes que vas a enfocarte a un servicio
determinado, pero cabe también plantearse ¿qué otros servicios o subservicios
podría implementar? Los intentas validar todos, ves cuáles son los top, los que
van a dar un mayor retorno de la inversión. Le damos un índice y lo podemos
cuantificar. Con esto podrías calcular un tanto por ciento de ingresos.
Oportunidad por precio. La tercera variable es asegurarte de que tus precios son
competitivos. Ello no implica necesariamente ser más barato. La ecuación que
apuntan los expertos es que podés ser más caro, pero solo si sos relevante y
diferente, esa gente va a pagar por tu producto o servicio. Básicamente es eso.
Cubrir una necesidad de mejor forma que se está haciendo: ser diferente. Casi
todas las innovaciones en productos y servicios empiezan porque son diferentes.
Satisfacer una necesidad nueva es muy complicado en marketing, porque casi
todas están satisfechas. Tienes que proporcionar algo diferente. Volviendo al
ejemplo de los helados podrías preguntarte: ¿Es un producto relevante? Pues a
lo mejor no, pero es diferente y por ahí se empieza a captar al consumidor. Si
además tienes un buen precio en relación a tu entorno competitivo y eres capaz
de satisfacer una necesidad mejor que los demás, tienes un producto estrella
¿Cómo investigas el precio? Hay especialistas que apuntan que con cuatro
sencillas preguntas Podés determinar si el precio que quieres poner está en un
entorno razonable. La fórmula clásica, si no tienes ni idea de qué precio
poner, es preguntarle al consumidor: a qué precio te parece que este servicio
sería barato, muy barato, tan barato que no te lo creerías, caro y tan caro que
no lo comprarías. Con esas respuestas Podés hacer un análisis que te delimite
el precio óptimo y los rangos con los que Podés jugar.
4. ¿QUÉ MÁS PODEMOS INVESTIGAR?
Hasta ahora hemos hablado fundamentalmente de
lo que te ofrecen los estudios de mercado como emprendedor. Desde este punto de
vista, hacer tu propia investigación te permitirá saber, antes de emprender y
montar la empresa. También te ayudará a redondear tu primera idea, ver si estás
equivocado en algún aspecto del producto, si debés desarrollar el producto A o
el C... En definitiva, discernir ciertos aspectos del producto o servicio que
pueden ser interesantes o no para el cliente final y que ponen en juego la viabilidad
de tu idea.
Pero las investigaciones de
mercado van mucho más allá de esta primera fase inicial. Sirven para todo tipo
de toma de decisiones en la marcha del negocio. Hay encuestas de todo tipo:
pretest y post-test publicitarios para definir líneas de comunicación en base a
la percepción de los encuestados; encuestas de satisfacción de clientes, que se
hacen cada seis meses o cada año, en diferentes oleadas, para conocer el grado
de satisfacción de tus clientes con tus productos y servicios y su percepción
respecto a la competencia; test de productos, de packaging, de imagen de marca,
de precios, estudios de viabilidad para la expansión de empresas en nuevos
mercados, nacionales o internacionales, etc.”
DEFINIR VARIABLES DE SEGMENTACIÓN
Variables para seleccionar a tu
público hay muchas. Y cuantas más utilices más acertarán en los resultados.
Pero conviene escoger las que mejor definan al público que puede comprarte.
Atrás quedan segmentaciones tan básicas como la edad, género o el poder adquisitivo,
hay que afinar mucho más para definir a tus clientes lo mejor posible.
Importante, también, que hayas detectado las variables que no debés tener en
cuenta en cada caso, porque no son definitorias para ese producto o servicio. Un
ejemplo simple: para lanzar un producto dirigido a personas que sufran
intolerancia a la lactosa no tendremos en cuenta la edad o el sexo, porque son
variables que no definen, no representan a ese consumidor.
Dependiendo del producto, debés
incluir variables clásicas o no, como el sexo, la edad, el nivel económico, el
estado civil, el tamaño de la familia, el nivel de estudios… Igual también
condiciona el consumo el hecho de que se trate de personas que viven en un
entorno rural o en una gran ciudad... El tipo de vivienda (unifamiliar, piso,
centro de la ciudad, urbanización...). Su ocupación: desocupado, ama de casa,
administrativo, directivo... Sus hábitos de compra: productos que consume,
lugar de compra, periodicidad... Y, sobre todo, aquello que sirva para
definirle por gustos y aficiones (deportes, cultura), ideas y creencias...
Busca las que mejor representen a tu consumidor.
CUÁNTAS ENCUESTAS NECESITAMOS
Dependerá de tus objetivos y del
universo a analizar. La recomendación de los expertos es que si tenemos una
empresa que trabaja con 10 grandes clientes, que son a los que vas a presentar
tu oferta, ese es tu universo, no vas a poder acceder a más. Entonces, con
hablar con seis de ellos es suficiente.
Distinto es que vayas a un mercado
de masas a escala nacional. En este supuesto el cálculo es que valdrá con 200
casos, porque el margen de error va a ser muy similar con 200 que con 500. No
te merecería la pena. Incluso podrías partir de una base mínima de 100. Con 100
encuestas, para 45 millones de personas, el margen de error es de un 10. Con
500, de un ocho. Así que 100 pueden ser suficientes siempre y cuando esté bien
seleccionados y las encuestas estén diseñadas de forma correcta.
La selección de las personas que van a participar en la
investigación es complicada cuando se trata de llegar al público general y a
toda Argentina. En definitiva, cuando se necesita una muestra representativa de
toda la sociedad. Para conseguirla, Podés ir al Instituto Nacional de
Estadística y Censo (INDEC), ver cómo está compuesta nuestra sociedad, cuántas
mujeres y hombres, qué grupos de edad, también cómo están representados todos
esos grupos de consumidores por Comunidades Autónomas. Después, si se hace una
entrevista personal o por teléfono, se toman las muestras siguiendo esas
cuotas.
Si es por Internet tendrás que enviar muchas más
encuestas, habrá muchas no respondidas y otra que no sean válidas. Si te
diriges a un segmento concreto, por ejemplo, mujeres de entre 25 y 40 años, el
tema es más sencillo: bastaría con enviar tu cuestionario a webs femeninas y
lugares donde se concentren esos clientes.
También Podés utilizar tu propia
base de clientes o comprarla a una empresa externa. Si recurres a tu propia
base de datos, además de tener en cuenta la nueva normativa de protección de
los mismos, deberás comprobar su está o no actualizada, de la extensión del
cuestionario y de si el tema le resulta interesante al cliente. Si se trata de
algo que pueda reportarle un beneficio en su relación contigo, habrá menos tasa
de abandono. En función de estos factores, el índice de respuesta puede oscilar
entre un 10% y un 80%. Lo habitual es obtener un 20% o un 30%.
5. ESCOGER BIEN LAS HERRAMIENTAS DE INVESTIGACIÓN
Ahora que ya tenemos claro el
objetivo que buscamos (¿qué queremos averiguar?) y el público potencial (¿a
quién se lo vamos a preguntar?), podemos escoger la herramienta de
investigación que mejor se ajuste a nuestras necesidades. Y, al hacerlo,
valoraremos tanto que cumpla el objetivo de la investigación como el costo de
la misma. Recordá también que existen herramientas digitales para llevarlo a
efecto.
No te marees con todos los conceptos que
manejan los expertos en investigación. Al final, todo se reduce a unas pocas
herramientas básicas. Un test es una encuesta. Sea de precio, de satisfacción o
de producto, la metodología a seguir es la misma. Sólo debemos cambiar el
contenido de tus preguntas. Lo mismo sucede con el panel: pueden medir lo que
se compra o lo que se consume, pero la forma de llegar al entrevistado no
varía. ¿Para qué sirve y qué debés valorar en cada una de ellas?
Encuestas. Es la
herramienta más compleja y la más cara, pero la mejor para validar una idea de
negocio o el lanzamiento de un nuevo producto. Consiste en investigaciones
capaces de hacerte ‘la foto’ en un momento determinado sobre una idea, un
servicio, un precio, un plan de marketing, un estudio de competencia… Podemos
trabajar con ellas directamente o utilizarlas después de haber valorado fuentes
secundarias. Por ejemplo, un pequeño empresario que quiera montar una clínica
para mayores analiza primero la competencia y luego, con toda esa información,
hace una encuesta y le pregunta directamente al consumidor qué le gustaría tener.
¿Cómo llego a mi potencial cliente? El canal es lo
de menos. Los estudios por teléfono, presenciales o por Internet siguen la
misma metodología, variando únicamente el canal de comunicación con el
encuestado. En internet enviás un mail para ponerte en contacto con el
entrevistado. Las personas son las mismas que te puedas encontrar fuera de la
red. Salvo algún perfil que todavía tiene poca penetración, como pueden ser
personas muy mayores. También cuando la ambición de tu empresa es global, la
búsqueda digital facilita mucho el trabajo.
Tené en cuenta, eso sí, que el
canal puede condicionar el resultado. Según algunos expertos, existen temas
delicados, como estudios de opinión o hábitos de comportamiento que tengan que
ver con el género, por ejemplo, donde la fiabilidad es más alta cuando
contestan a través de internet, amparándose en la sensación de anonimato y
privacidad. Además, facilita llegar a perfiles que de otra forma sería
complicado de acceder.
El costo. Siempre que sea posible, lo ideal es hacer las encuestas
online, que son las más económicas. El cálculo que ofrecen algunos expertos es
que resulta entre cinco y seis veces más barato que la entrevista personal y
entre dos y tres veces menor que la telefónica. El precio dependerá de la complejidad
y extensión de la encuesta. De la dificultad de encontrar la muestra.
Estudios ómnibus. Son encuestas
que se hacen para varias empresas con el objetivo de compartir los gastos. Cada
una incluye las preguntas que quiera realizar y se envían los cuestionarios a
una base de datos. Después, el resultado se proporciona de forma individual a
cada uno, sólo con las respuestas a las preguntas formuladas por cada uno.
Sirven tanto para realizar un estudio de mercado como una encuesta de opinión.
Investigaciones en redes sociales. Las
redes te pueden ayudar a investigar a la competencia (ver qué tipo de
promociones hace, qué contenido genera, qué nuevos productos o servicios
lanza.... y cómo los perciben los usuarios). También te servirán para conocer
tendencias de consumo por los comentarios sobre marcas y productos de los
usuarios. Y para detectar oportunidades y amenazas de tus productos o
servicios, ya que los usuarios de redes suelen ser activos compartiendo sus
puntos de vista. En este sentido, las redes se han convertido en el mejor buzón
de quejas y sugerencias posible.
Pero no debés olvidar también utilizarlas para
realizar tus propias consultas. En este sentido, su principal ventaja es que te
pueden permitir llegar a un público muy bien segmentado: especialmente si echas
mano de las redes verticales. Podés preguntar directamente opiniones sobre tu
producto, qué cambiarían, qué les gusta... Es exactamente igual que hacer una
encuesta, te proporciona información cualitativa, pero debemos tener en cuenta
que no es representativa, porque no conocemos el sesgo. Me va a servir para
validar determinada idea, pero no puedo validar mi modelo de negocio sólo con
esas opiniones.
Reuniones de grupo. Se trata de reunir a un
grupo de entre cinco y ocho personas para que reflexionen sobre un tema
determinado: una nueva idea de negocio, un producto, la imagen de marca, el
precio, etc. Eso sí, debés tener en cuenta que no es una investigación
representativa ni sirve para sacar conclusiones cuantitativas, sino para que me
den ideas sobre lo que estás pensando. Es decir, yo tengo una idea y antes de
pasar a la siguiente fase, hablo con un grupo de gente para que diga si voy por
el buen camino. La investigación cualitativa tiene muchísimas utilidades. Es
una forma muy buena de detectar oportunidades, ayuda a entender a las personas,
sus motivaciones… pero, en opinión de los expertos, es insuficiente para tomar
una decisión definitiva sobre el lanzamiento del negocio. Distinto sería que tu
mercado lo constituyan, por ejemplo, 10 grandes clientes y consigas reunir a 6.
En este caso los resultados sí serían representativos.
La selección de las personas es
importante para obtener diferentes puntos de vista. Intenta que sean de
distinto grupo social, edad, sexo, nivel de estudios, etc. Para poder sacar
buenas conclusiones, graba las sesiones y analiza los temas que hayan surgido,
las opiniones expresadas y las respuestas a las ideas de los demás. Con toda
esa información Podés hacerte una idea de si tu proyecto va por buen camino o
no.
Observación directa. Es la
mejor forma de conocer el comportamiento del consumidor durante el proceso de
compra, algo que no podrías testar con tanta exactitud a través de un
cuestionario. Para conseguir buenos resultados, debés realizar este análisis
sin entrar en contacto directo con ellos, ya que así vas a obtener una
información más sincera y espontánea que es donde reside su principal interés.
Para desarrollarla, primero debés
tener claro qué quieres analizar, a qué consumidores y en qué tipo de
establecimientos. No te limites exclusivamente a anotar la edad de los
consumidores, el sexo, o la tipología de familias que frecuentan el punto de
venta, fíjate sobre todo en los factores que más incidencia tienen en la
decisión de compra, como los momentos de mayores picos, los medios de pago que
utilizan los clientes, qué productos compran más por impulso y cuáles adquieren
de forma racional... También Podés analizar su comportamiento frente a los
precios, si compran marca blanca o enseñas líderes en la categoría que te
interesa, si adquieren promociones o no, qué tipo de nuevos productos llaman
más su atención…
En definitiva, se trata de
observar cómo se comportan los consumidores realmente ante un lineal. En lugar
de preguntar, ahora ves obteniendo así datos objetivos como los conseguirías
con la técnica del mystery shopping [qué ocurre en tu negocio cuando tú no
estás], sólo que en lugar de interactuar con otros para recoger la información,
en este caso nos centramos en la observación para analizar comportamientos.
Claro que si tengo una pequeña empresa y quiero saber cómo diseñar mi producto
para una mejor implementación en la distribución, la observación directa puede
ayudar.
Entrevista a un experto. Es una
alternativa que no debés descartar como emprendedor, porque te puede dar
información muy fiable. Se trata de contactar con expertos en la materia sobre
el mercado en el que queramos entrar. Por ejemplo, si vas a montar una
zapatería, Podés entrevistar a un fabricante de zapatos para que te ofrezca su
visión sobre el sector.
6. DISEÑAR BIEN EL FORMULARIO
Además de cuidar la claridad en la forma de
realizar las preguntas, debés incluir técnicas para detectar respuestas no
válidas.
Tu objetivo. No pretendas medir un montón de variables con un
mismo cuestionario. Es mejor centrarte en una y luego realizar otro estudio
para testar otras variables. Si hablamos del lanzamiento de una nueva
actividad, céntrate en preguntas que te ayuden a detectar si va a funcionar o
no.
Las formas. Diseña un cuestionario que tenga coherencia, un
orden, un guión muy claro y que esté dividido en apartados. Formula preguntas
que no estén sesgadas, que sean neutras y redáctalas con la mayor claridad
posible, tanto por su estructura como por el lenguaje utilizado. Esto es
fundamental, sobre todo, en los cuestionarios de Internet ya que el potencial
cliente tendrá que responderlo solo, sin que nadie le explique las dudas.
Preguntas abiertas y cerradas. Empieza con preguntas lo más
abiertas posibles y termina con otras que ya ofrezcan opciones: grado de
acuerdo con la pregunta formulada, valoración en una escala de uno a cinco...
Si quieres conocer la relevancia de un producto o marca que ya exista en el
mercado, no cometas el error de nombrarlo al inicio del cuestionario. Pregunta
por el recuerdo espontáneo de productos y marcas sin más.
Preguntas clave: Si quieres testar una idea o un nuevo
producto, no debés centrarte solo en preguntas de intención de compra.
Introduce otras que sirvan para interpretar si el producto va a tener éxito
como, por ejemplo, si les resulta novedoso.
Intenta averiguar el grado de satisfacción del público
objetivo con la oferta que exista en el mercado: su percepción del precio,
cuánto están dispuestos a pagar por nuestros productos o servicios y qué coste
tiene para el usuario cambiar. Ten en cuenta que éste no tiene por qué ser
económico, puede ser psicológico: coste en tiempo, cambio de hábitos, etc.
De conocimiento. Si ya
estás en el mercado y quieres aumentar ventas, incluye preguntas para conocer
por qué la gente no te compra: no te conoce, no le gusta el producto, es
reticente a comprar esa categoría, consideran la marca cara, no la diferencian
de la marca de distribución…
Introduce preguntas de control para valorar el grado de
sinceridad de las respuestas. Significa que si has preguntado algo, lo vuelvas
a hacer un poco más tarde. Un truco que recomiendan los expertos es formular la
pregunta al revés. Si has preguntado, en una escala de uno a 10: ¿cuánto te
gusta esto, mucho, poco, algo…? Un poco después pregunta: ¿esto te disgusta
mucho, poco, nada? Se trata de testar la misma idea, dándole la vuelta. Las
preguntas filtro debés introducirlas de forma contada. Utilízalas sólo para las
cuestiones en las que creas que los entrevistados pueden no decirte toda la
verdad.
Extensión. Los primeros minutos son los fundamentales. Plantea
las preguntas relevantes al principio. Ve a tu objetivo desde el principio,
porque al final se diluye la atención.
Por teléfono. La
recomendación es no pasar de 10 o 15 minutos. Y en una entrevista personal,
nunca más de 25 minutos. Cuanto más alargues el tiempo de entrevista, menos
calidad de información más a recibir. Asimismo, los cuestionarios más largos
conviene hacerlos online y poner especial atención en el diseño. Debe ser
agradable y fácil de contestar. Por ejemplo, podemos poner preguntas con
escalas: cómo de satisfecho estás de... y que las respuestas se hagan
simplemente moviendo el ratón sobre la barra. Que resulte realmente sencillo y
con un diseño ameno. En los cuestionarios online, mide el tiempo de respuesta
del entrevistado. Si realizarla lleva cinco minutos, desecha las que se hayan respondido
en muchos menos.
7. PANELES DE COMPRA Y CONSUMO
Su objetivo es justo el contrario
al de las reuniones de grupo. En los paneles no se buscan ideas, ni
motivaciones, sino cuantificar mercados. Conocer el tamaño del mercado en el
que quiera operar una empresa y las cuotas de los principales actores.
Son estudios muy fiables, ya que no se trata
de preguntar por intención de compra, sino de compra real. Se hace un
seguimiento de las compras de un grupo de consumidores de manera continua.
Según informan los especialistas, los habitual es hacer dos tipos, paneles de
compradores, qué se compra, y paneles de consumidores, quién consume lo que se
adquiere. Un ejemplo sería el padre (comprador) que adquiere yogures para que
consuman sus hijos (consumidor). En el primer caso se analizan variables como
el proceso de compra, dónde compro, qué precio pago, si pago con tarjeta...
Esta información es de gran utilidad para los equipos de venta. Sin embargo, la
información de quién lo consume interesa a los responsables de marketing y
desarrollo de producto. No obstante, los expertos entienden que los paneles no
son orientación suficiente para validar un nuevo lanzamiento, una innovación o
una idea de negocio por lo que habría que complementarlos con un cuestionario.
8. MYSTERY SHOPPING
Se trata de hacerte pasar por un
cliente para conocer de primera mano la calidad del servicio que presta la
competencia o testar el tuyo propio. Podés utilizarlo también para hacerte una
idea de qué puede funcionar y qué no en tu negocio. Se considera una de las
técnicas más poderosas para conocer aspectos de la atención al cliente que no
se pueden detectar con ninguna otra herramienta.
No obstante, para conseguir
buenos resultados, el cliente misterioso debe visitar el establecimiento varias
veces y en diferentes momentos, con mayor y menos afluencia de clientes, para
analizar bien la atención prestada en todas las situaciones. También Podés
pedirle que actúe representando diferentes papeles (el cliente preguntón, el
molesto que se queja por todo... ) para valorar la respuesta que recibe cada
uno.
10. Actividades
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