Ñemboja digital Módulo 2 - Semana 4
Sitio: | Campus Virtual |
Curso: | Secundaria a Distancia - Aula C |
Libro: | Ñemboja digital Módulo 2 - Semana 4 |
Imprimido por: | Invitado |
Día: | domingo, 22 de diciembre de 2024, 09:44 |
Tabla de contenidos
- 1. LAS DESIGUALDADES SOCIALES
- 2. Las problemáticas sociales en América Latina
- 2.1. El principal problema social: la pobreza
- 2.2. Línea de pobreza y necesidades básicas insatisfechas
- 2.3. Desempleo y trabajo precario
- 2.4. El acceso a la vivienda
- 2.5. Calidad de vida, saneamiento y agua potable
- 2.6. El caso argentino, grandes desigualdades
- 2.7. Reservas de agua dulce en América latina
- 3. DESIGUALDADES EN ARGENTINA
- 4. EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO (IDH)
- 5. 5. DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA EN ARGENTINA
- 6. Video de clase
- 7. BIBLIOGRAFÍA OBLIGATORIA
- 8. BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
- 9. Actividad
1. LAS DESIGUALDADES SOCIALES
Clase de la Semana 4
¡Hola! Bienvenidos a esta nueva semana de clases. Desde el equipo docente queremos compartir este video, que es un saludo especial de todos los profes para vos, en el marco del Mes de la Educación. Este es un momento ideal para reflexionar sobre la importancia del aprendizaje y el esfuerzo que cada uno pone día a día. Nos llena de orgullo acompañarte en este camino de crecimiento personal y académico, y juntos seguiremos avanzando para construir la sociedad justa y equitativa que todos anhelamos. ¡Adelante!
1. Las Desigualdades Sociales
La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora la sociedad. Todo tipo de desigualdad social está fuertemente asociada a las clases sociales, al género, a la etnia, la religión, etcétera.
Esta falta de equidad puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo:
● Desigualdad económica: Se refiere a la distribución desigual de la riqueza, ingresos y oportunidades económicas. Esto puede verse reflejado en la brecha entre ricos y pobres, la concentración de riqueza en manos de un pequeño grupo de personas, o la falta de acceso a servicios básicos como la vivienda, la salud o la educación para ciertos sectores de la población.
● Desigualdad social: Se refiere a las diferencias en el acceso a oportunidades y recursos en función de factores como la clase social, el género, la raza, la etnia, la religión, la orientación sexual o la discapacidad. Esto puede llevar a la discriminación, la exclusión y la marginación de ciertos grupos sociales.
● Desigualdad de género: Se refiere a las diferencias en el acceso a oportunidades y recursos entre hombres y mujeres. Esto puede manifestarse en la brecha salarial, la violencia de género, la sub representación de las mujeres en puestos de liderazgo, o la falta de acceso a educación y salud de calidad para las niñas y las mujeres.
1.1. Necesidades Sociales y Desigualdad
La riqueza es el producto del trabajo de las personas. En todas las comunidades, sus integrantes desarrollan actividades productivas con el fin de obtener los recursos imprescindibles para satisfacer sus necesidades.
A través del trabajo, los integrantes de la sociedad se apropian de ciertos elementos de la naturaleza que, por medio de la acción humana, son transformados y valorados como recursos. Este proceso de transformación por medio del trabajo es lo que le asigna valor a las cosas.
Por eso, suele afirmarse que toda actividad productiva es generadora de riqueza, entendiendo a esta última como el conjunto de beneficios que, como producto del trabajo colectivo, tienen como objeto la satisfacción de necesidades sociales. Sin embargo, no todos los integrantes de la sociedad cubren sus necesidades de la misma manera.
Algunos sectores, poseen los medios para acceder a una buena alimentación, a altos niveles de educación, a buenos servicios de salud y habitan viviendas adecuadas. Otros, en cambio, tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas. Existe así, una distribución desigual porque la riqueza producida por todos no se distribuye de manera equitativa.
Los sectores de la población mundial que tienden a concentrar la riqueza representan, en la actualidad, una porción muy pequeña de la población; mientras que quienes tienen dificultades para satisfacer sus necesidades conforman la gran mayoría.
1.2. La distribución de la riqueza
En las últimas décadas del Siglo XX y los primeros años del Siglo XXI, se han profundizado las diferencias entre ricos y pobres. Además, también se observa en la agudización de las diferencias entre países. Es que la desigualdad en el reparto no solo se produce en el interior de cada sociedad, sino que también se observa en la existencia de países ricos y países pobres. Conforman el llamado Grupo de los 7, los países que concentran las riquezas del mundo. Estos son: Alemania, Italia, Gran Bretaña, Canadá, Japón, Estados Unidos y Francia.
La calidad de vida es el grado de bienestar de una población. El bienestar tiene relación con el nivel de satisfacción de las necesidades de los integrantes de una sociedad. Cuando gran parte de las personas que integran una sociedad no pueden alcanzar las condiciones básicas que les garantizan acceder a una buena alimentación, una vivienda digna y a un sistema de salud adecuado, suele afirmarse que esa sociedad presenta problemas en la calidad de vida de sus habitantes.
2. Las problemáticas sociales en América Latina
1.
La situación socio-económica actual de la población de los países de América Latina está determinada por múltiples aspectos: su historia, marcada por siglos de dominación; la estructura política y el rol que cada país cumple en la economía mundial.
2.1. El principal problema social: la pobreza
Definir el concepto de pobreza resulta muy complejo, y no existe un consenso entre los investigadores sociales que permita elaborar un indicador para su medición. Podría considerarse exclusivamente como un indicador de pobreza, la incapacidad para satisfacer las necesidades de subsistencia de la población, debido a que carecer de alimentos, vestimenta y otros elementos básicos pondría en riesgo la salud y la vida de las personas. Pero, a la vez, existen otros indicadores que muchos científicos creen que también deberían tenerse en cuenta para poder medir la pobreza: el acceso a servicios básicos, como electricidad, agua potable, gas, atención sanitaria, educación, etc. Incluso, recientes investigaciones incluyen, entre los parámetros para medir la pobreza y la calidad de vida, las condiciones ambientales del lugar (nivel de contaminación), las desigualdades de género (desigualdades salariales entre hombres y mujeres, por ejemplo) o la seguridad pública (tasa de delincuencia).
La pobreza es un grave problema social, sobre todo porque en algunos países de América latina ha adquirido un carácter estructural. Eso quiere decir que existen personas que nacen en condiciones de pobreza que les impiden tener acceso a la educación y a las condiciones sanitarias fundamentales, y los expone, entre otras cosas, al trabajo infantil, por lo que sus posibilidades de salir de la pobreza son mínimas.
Entre las personas en situación de pobreza, hay algunas que no logran cubrir sus necesidades básicas de supervivencia como alimentarse, vestirse y tener una vivienda: esas personas se denominan indigentes.
2.2. Línea de pobreza y necesidades básicas insatisfechas
En Argentina y en muchos otros países de América latina, se utilizan dos métodos para medir la pobreza.
● El método de la Línea de Pobreza (LP) considera el nivel de ingresos de una familia. Se establece el valor de la canasta básica total (que incluye el dinero necesario para los alimentos, la educación, el transporte, la vestimenta, etc.) y se mide el ingreso de la familia: si este no alcanza para satisfacer la canasta básica, se considera a sus miembros como pobres.
● El método de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), varía en los distintos países de América latina, pero en general considera las condiciones de la vivienda y de las personas que la habitan. Por ejemplo, tienen en cuenta los materiales con los que está construida la casa, la cantidad de personas que duermen en cada habitación (en general, más de cuatro se considera hacinamiento), el acceso a los servicios públicos, el nivel de educación del jefe de familia, la presencia de niños en edad escolar que no asisten a la escuela, etc.
2.3. Desempleo y trabajo precario
Otro grave problema de América latina es el desempleo, que considera a las personas que no tienen trabajo y buscan activamente tenerlo. Esto afecta negativamente a la calidad de vida de las personas, debido a que no disponen de un ingreso que les permita satisfacer sus necesidades. El índice de desempleo se utiliza para determinar el porcentaje de la Población Económicamente Activa, que no tiene trabajo, pero lo busca.
Se considera que las personas realizan trabajo precario cuando no lo hacen en las condiciones adecuadas. Se relaciona con el trabajo en negro: los empleadores no le pagan al trabajador una cobertura médica ni le realizan los aportes jubilatorios, ni ofrecen un contrato de trabajo que permita cierta estabilidad laboral. Además, la falta de condiciones de higiene, de seguridad, los bajos salarios, el sobreempleo (cuando una persona necesita más de un trabajo para poder cubrir las necesidades de su familia) o el subempleo (cuando una persona trabaja involuntariamente menos de lo que necesita para satisfacer sus necesidades) también son condiciones de precariedad.
2.4. El acceso a la vivienda
Otro problema social importante en América latina es el acceso a la vivienda de las clases sociales medias y bajas, debido a que millones de personas (aproximadamente el 40% del total de la población) no pueden acceder a una vivienda propia.
El derecho humano a una vivienda digna y adecuada consiste en el derecho a que tienen todas las personas a vivir en condiciones de seguridad, paz y dignidad en alguna parte. No debe interpretarse restrictivamente equiparándolo con el cobijo que resulta del mero hecho de tener un techo, sino que deben incluirse diversos aspectos tales como la habitabilidad, la disponibilidad de servicios e infraestructura, la seguridad jurídica en la tenencia, gastos de vivienda soportables, entre otros.
El derecho a una vivienda adecuada no exige que el Estado construya viviendas para toda la población. Pero sí comprende las medidas necesarias para prevenir la falta de un techo, prohibir los desalojos forzosos, luchar contra la discriminación, centrarse en los grupos más vulnerables y marginados, asegurar la seguridad de tenencia para todos/as, poder aspirar a una propiedad, y garantizar que la vivienda de todas las personas sea adecuada. Estas medidas incluyen la intervención del gobierno en distintos planos: legislativo, administrativo, de políticas o de prioridades de gastos.
En determinados casos, sin embargo, el Estado deba proporcionar asistencia directa, incluida la vivienda o prestaciones para la vivienda, especialmente a las personas afectadas por desastres naturales o causados por el hombre y a los grupos más vulnerables de la sociedad.
El derecho a una vivienda adecuada exige no solo que la estructura de la casa debe ser adecuada. Debe haber también un acceso sostenible y no discriminatorio a los servicios fundamentales en materia de salud, seguridad, comodidad y alimentación. Por ejemplo, debe existir el acceso al agua potable, a la energía para la cocción, la calefacción y el alumbrado, a instalaciones sanitarias y de lavado, a los medios de almacenar alimentos y de eliminar desechos, al desagüe de los terrenos y a los servicios de emergencia.
Ante esta problemática, los gobiernos de la región trabajan en la elaboración de planes de construcción de viviendas para las clases populares: en los últimos años, países como Chile, Colombia, Bolivia, Brasil, Argentina, Ecuador, Panamá y México, por medio de sus Ministerios de Vivienda, Urbanismo e infraestructura han invertido miles de millones de dólares para construir casas para la población de bajos recursos.
2.5. Calidad de vida, saneamiento y agua potable
Uno de los indicadores que se tienen en cuenta para medir la calidad de vida de una población es el acceso a las redes de agua potable y saneamiento.
Hoy, la calidad y cantidad de agua disponible es un problema. Son muy pocas las poblaciones que disponen de agua potable en cantidad suficiente. Según datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 1000 millones de personas se ven obligadas a recurrir al uso de fuentes de abastecimiento de agua potencialmente nocivas.
2.6. El caso argentino, grandes desigualdades
En Argentina se consumen actualmente más de 450 litros de agua diarios por habitante, una cantidad muy superior a los 50 litros que considera suficiente la OMS. Nuestro país es uno de los que posee mayor disponibilidad de agua para el consumo. Sin embargo, una porción de la población, sobre todo los de las provincias del norte, no tienen acceso al agua potable ni a redes de saneamiento, mientras que quienes ocupan las llanuras del este disponen de este recurso de manera ilimitada, ya que se ubican sobre el acuífero Guaraní.
2.7. Reservas de agua dulce en América latina
América latina posee importantes reservas de agua dulce, tanto en
los ambientes cálidos como en los fríos. En los ambientes fríos se encuentran
los hielos continentales, que ocupan superficies mayores que la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y, en los cálidos, un importante acuífero o reserva de agua
subterránea. Esta acumulación de agua subterránea, conocida como acuífero
Guaraní, se formó en terrenos permeables que permitieron la infiltración de
agua. Abarca la superficie de 1.175.000 km2 y se calcula que comenzó
a formarse cuando África y América todavía estaban unidas. Este acuífero se
encuentra a 1000 metros de profundidad en algunas zonas, pero en otras aflora a
la superficie, como el caso de los esteros del Iberá.
Se lo llama también acuífero del Mercosur, porque lo comparten los
cuatro países que integral este bloque regional (Argentina, Brasil, Uruguay y
Paraguay).
Se lo utiliza para abastecer de agua potable a ciudades populosas
y a las industrias, para riego y baños termales. El agua de las termas es
considerada terapéutica por sus altas temperaturas y el contenido de minerales.
Se calcula un volumen de agua almacenada de 37.000 kilómetros
cúbicos. Según expertos, el acuífero podría abastecer durante 200 años a la
población mundial a razón de 100 litros por habitante por día.
Te dejamos este link para profundizar sobre este tema:
https://www.ign.gob.ar/content/%C2%BFqu%C3%A9-es-el-sistema-acu%C3%ADfero-guaran%C3%AD
3. DESIGUALDADES EN ARGENTINA
En Argentina, las necesidades básicas insatisfechas (NBI) son un indicador clave para medir la pobreza y la desigualdad social. Este indicador se utiliza para identificar hogares que no logran cubrir una o más necesidades fundamentales, tales como vivienda digna, acceso a servicios sanitarios, educación, y empleo. Las desigualdades que existen en relación a las NBI en el país reflejan profundas disparidades socioeconómicas entre distintas regiones y sectores de la población.
Distribución geográfica de las desigualdades
a. Diferencias regionales
Las disparidades en NBI son notables cuando se comparan diferentes regiones del país. Las provincias del norte, como Formosa, Chaco, y Santiago del Estero, muestran índices de NBI significativamente más altos que las provincias del centro y sur, como Buenos Aires, Córdoba, o Santa Fe. Estas regiones del norte son menos industrializadas, tienen un menor desarrollo económico, y presentan deficiencias en infraestructura, lo que exacerba las carencias en servicios básicos.
b. Urbanización vs. Ruralidad
La urbanización juega un papel importante en la distribución de las NBI. Las áreas rurales, especialmente en el norte y oeste del país, presentan mayores índices de NBI en comparación con las áreas urbanas. La falta de acceso a servicios como agua potable, electricidad, y educación de calidad es más común en zonas rurales, donde la población también enfrenta dificultades para acceder a empleo formal y a una vivienda adecuada.
2. Acceso a vivienda digna
El acceso a una vivienda digna es uno de los principales componentes de las NBI. En Argentina, una gran parte de la población vive en condiciones de hacinamiento o en viviendas que carecen de servicios esenciales como agua corriente y sistemas de saneamiento. Las villas miseria y asentamientos informales en las grandes ciudades, especialmente en el conurbano bonaerense, son ejemplos claros de esta problemática. Estas áreas son especialmente vulnerables a problemas de salud y seguridad, agravando aún más las desigualdades.
3. Educación y desigualdades
El acceso a la educación es otro factor crítico en las NBI. En las regiones más pobres, muchas veces los niños no completan el ciclo educativo primario o secundario, lo que perpetúa el ciclo de pobreza. La calidad de la educación también varía considerablemente entre las diferentes regiones del país, con escuelas en áreas rurales y en barrios marginales que enfrentan escasez de recursos, infraestructura deficiente, y falta de docentes capacitados. Estas disparidades educativas limitan las oportunidades de desarrollo personal y profesional de los jóvenes de estas áreas, perpetuando las desigualdades.
4. Servicios sanitarios y salud
El acceso a servicios sanitarios y de salud también está estrechamente relacionado con las NBI. En muchas provincias del norte y en áreas rurales, la falta de acceso a agua potable y sistemas de saneamiento adecuados es un problema persistente. Esto no solo afecta la calidad de vida, sino que también incrementa el riesgo de enfermedades. Además, la distribución de centros de salud y la disponibilidad de atención médica de calidad son inequitativas, con las regiones más pobres y aisladas enfrentando una mayor escasez de servicios de salud.
5. Empleo y condiciones laborales
El acceso a un empleo formal y con derechos laborales es otro indicador clave de las NBI. En muchas regiones de Argentina, especialmente en el norte, una gran parte de la población depende de empleos informales o temporales, que no ofrecen seguridad social, protección legal, ni un salario digno. Esta precariedad laboral agrava las condiciones de pobreza y limita las posibilidades de las familias para mejorar su situación económica y acceder a servicios básicos.
Las desigualdades en Argentina en relación a las NBI reflejan profundas disparidades regionales y socioeconómicas. Las regiones más pobres y las áreas rurales enfrentan mayores dificultades para satisfacer las necesidades básicas, lo que perpetúa la pobreza y limita las oportunidades de desarrollo. Abordar estas desigualdades requiere políticas públicas focalizadas que mejoren el acceso a servicios básicos, educación, empleo formal, y vivienda digna, especialmente en las regiones más desfavorecidas del país. La reducción de las NBI es esencial para construir una sociedad más equitativa y justa en Argentina.
4. EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO (IDH)
Para evaluar el grado de bienestar de la población mundial, la Organización de las Naciones Unidas utiliza el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Este índice surge de la combinación de variables económicas y sociales, como el Producto Bruto Interno (PBI) por habitante, que indica el total de la riqueza producida en un territorio durante un año dividido por el número de habitantes de ese territorio. Otras variables son la esperanza de vida al nacer, el grado de alfabetización y el promedio de años de escolarización que completan los niños y jóvenes. Cuanto más alto es el IDH, mejores son las condiciones de vida de la población de un lugar determinado.
El IDH constituye una herramienta útil para analizar las desigualdades existentes en la calidad de vida entre los distintos países del mundo. Expresa el promedio de los niveles de bienestar que alcanzan todos los sectores sociales de un país.
4.1. 1 La Alfabetización como primer paso para reducir las desigualdades
1 La Alfabetización como primer paso para reducir las desigualdades
Los datos de la Agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) alertan de que seiscientos diecisiete millones de niños y adolescentes no están adquiriendo las habilidades mínimas en lectura, escritura y matemáticas. Actualmente ya existen 750 millones de jóvenes y adultos que no saben leer ni escribir. También es importante destacar que dos tercios de los jóvenes y adultos analfabetos son mujeres.
La alfabetización es un derecho que ayuda a reducir la pobreza, transforma la vida de las personas y su dignidad, aumenta las oportunidades económicas, fomenta la participación en la vida pública y la conciencia de la propia valía. En cambio, no saber leer y escribir es el principal indicador de exclusión y desigualdad, además de un obstáculo para la consecución de una vida plena.
La alfabetización forma parte del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, que propone a los gobiernos: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas las personas”. La meta consiste en lograr que de aquí a 2030 toda la juventud, y al menos una proporción alta de adultos, tanto hombres como mujeres, tengan competencias de lectura, escritura y aritmética.
De allí deviene la importancia que conlleva el correcto aprendizaje del proceso de lectura y escritura en la sociedad, ya que esta herramienta permitirá que los integrantes de una sociedad alcancen mayores niveles de desarrollo.
Según datos del último censo (2022), en la provincia de Corrientes alrededor de 43.600 personas mayores de 18 años no están alfabetizadas. cerca de 86.000 jóvenes y adultos mayores de 18 años no terminaron su educación primaria; y unos 103.700 no finalizaron sus estudios secundarios.
5. 5. DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA EN ARGENTINA
La distribución de la riqueza en Argentina es un tema complejo que refleja profundas desigualdades socioeconómicas. A lo largo de su historia, el país ha experimentado fluctuaciones económicas que han impactado en cómo se distribuyen los ingresos y la riqueza entre sus ciudadanos. Actualmente, Argentina enfrenta desafíos significativos en términos de equidad económica, con marcadas diferencias entre distintos sectores de la población y regiones del país.
Las desigualdades regionales
La distribución de la riqueza en Argentina varía considerablemente entre las diferentes regiones. Las áreas metropolitanas, especialmente la Ciudad de Buenos Aires y la región del Gran Buenos Aires, concentran una gran parte de la riqueza del país debido a su desarrollo industrial, financiero, y comercial. En contraste, las provincias del norte y algunas del oeste, como Formosa, Chaco, y Santiago del Estero, son históricamente más pobres, con menores niveles de inversión y desarrollo económico, lo que resulta en una mayor concentración de la pobreza y menor acceso a servicios básicos.
Las desigualdades sociales
En Argentina, existe una significativa brecha entre los ingresos de los sectores más ricos y los más pobres. Un pequeño porcentaje de la población concentra una gran proporción de la riqueza, mientras que una gran parte de la población vive con ingresos bajos. Esta desigualdad se refleja en la calidad de vida, el acceso a la educación, la salud, y la vivienda. Las políticas de redistribución de ingresos, como los subsidios y los programas sociales, han intentado mitigar estas diferencias, pero la desigualdad sigue siendo un problema persistente.
Los sectores económicos y la concentración de la riqueza
La riqueza en Argentina está concentrada en ciertos sectores económicos, como la agroindustria, la minería, y las finanzas. Los grandes productores agrícolas, especialmente los de soja y otros cultivos exportables, han acumulado una considerable riqueza debido a la demanda internacional y la productividad del sector. En contraste, sectores como la economía informal, que emplea a un gran número de trabajadores, generan menos ingresos y están más expuestos a la precariedad.
Políticas públicas y redistribución
El Estado juega un papel importante en la redistribución de la riqueza a través de políticas fiscales, subsidios, y programas sociales. Sin embargo, la eficacia de estas políticas ha sido limitada por problemas como la inflación, la evasión fiscal, y la corrupción. Además, la alta carga impositiva sobre los sectores formales puede desalentar la inversión y el crecimiento económico, lo que a su vez afecta la generación de riqueza.
La distribución de la riqueza en Argentina es desigual, con disparidades significativas entre regiones y grupos sociales. Si bien el país ha implementado políticas para intentar reducir estas brechas, persisten desafíos estructurales que dificultan una distribución más equitativa. Para mejorar esta situación, es necesario un enfoque integral que incluya políticas de desarrollo regional, educación, empleo formal, y justicia fiscal, que promuevan una mayor equidad y cohesión social.