3. Repaso histórico

Hagamos un breve repaso histórico para después ampliar un poco más ese concepto.

No es lo mismo hablar de ciudadanía en la antigua Grecia que hablar de ciudadanía con el surgimiento del estado de derecho actual, en Grecia eran ciudadanos quienes podían participar de la vida política de la polis, ciudades-estado, generalmente eran varones de familias ricas y poderosas, hombres libres, los esclavos los extranjeros las mujeres los niños y niñas no podían participar. De allí viene este preconcepto.

En el siglo XVII y XVIII se fueron consolidando los Estados modernos y la ciudadanía pasó a estar íntimamente relacionada con la representación, los derechos, la nacionalidad, por eso decimos que la ciudadanía no es una categoría estática. Por ejemplo, en nuestro país la ciudadanía se fue ampliando con las luchas y el paso del tiempo. Primero fueron los varones de la clase dirigente los que pudieron ejercer la ciudadanía política a principios del siglo XX, luego todos los varones, también los de otros sectores sociales, y más adelante, recién en 1947 con la Ley 13.010 se permitió que todas las mujeres mayores de 18 años puedan votar y ser elegidas. Y por último en el 2012 los jóvenes de 16 a 18 años. Esta línea de tiempo nos sirve para comprender que las categorías son dinámicas, se van modificando de acuerdo a los contextos socio políticos, las luchas y la ampliación de los derechos. Porque la ciudadanía va más allá de la condición política y no se reduce a la posibilidad de elegir a nuestros representantes o de ser elegidos para ejercer cargos públicos. Ciudadanos y ciudadanas son, además, quienes se sienten parte de una comunidad, quienes comparten tradiciones y costumbres. También podemos pensar en la ciudadanía desde lo que significa participar en la vida pública, ejercer nuestro derecho a la libertad de expresión, a protestar y manifestarse. Incluso, si así lo queremos, a no hacerlo.

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