La legitimidad
de un gobierno se refiere a la transformación de la obediencia en adhesión, la
que se logra a través de consensos o acuerdos. En general, los gobiernos
ejercen sus funciones porque los ciudadanos les dan su consentimiento y solo de
manera excepcional utilizan la coacción física. Esta legitimidad
se puede analizar desde diferentes dimensiones:
● La forma de
acceso de los gobernantes al poder: los gobernados reconocen como legítimos a
los gobernantes si reconocen como válidos los medios a través de los cuales
estos llegan al poder. Ej.: la herencia en las monarquías, o las elecciones
libres, competitivas y periódicas en las democracias. ● El
ejercicio y los resultados de las acciones de gobierno: Los gobernados
mantienen su adhesión a un gobierno si sus decisiones son eficaces y responden
a las necesidades y demandas de la comunidad, que también percibe el respeto
por sus derechos y valores. ● La
capacidad de representación: En una democracia representativa, la ciudadanía se
siente identificada con las acciones que toma el gobierno a favor de sus
intereses.