En los últimos 40 años, Argentina
ha sido testigo de un período de democracia que ha marcado un capítulo
significativo en su historia. Durante este tiempo, la sociedad ha experimentado
avances, desafíos y transformaciones que han redefinido la manera en que
concebimos el ejercicio del poder, la participación ciudadana y la convivencia
en una sociedad diversa. En este contexto, es esencial reflexionar sobre los
fundamentos morales que subyacen en la construcción y consolidación de una
democracia sólida. Para ello, exploraremos
conceptos morales básicos como el Bien, la felicidad y la virtud, y su
relación con la evolución de la democracia en nuestro país. La noción de "Bien" ha
sido una constante en la reflexión moral y filosófica a lo largo de la
historia. Representa aquello que es deseable, justo y valioso para el individuo
y la sociedad. En el contexto de la democracia, el concepto de "Bien"
adquiere una dimensión colectiva, ya que implica el bienestar de todos los
ciudadanos y la búsqueda de una sociedad más justa y equitativa. La
construcción de una democracia sólida implica considerar cómo nuestras acciones
y decisiones contribuyen al bien común y al progreso de la sociedad en su
conjunto. La felicidad, otro concepto
central en la reflexión moral, se vincula estrechamente con la calidad de vida
y el bienestar individual y colectivo. En el marco de una democracia, la
búsqueda de la felicidad de los ciudadanos se convierte en un objetivo
compartido. La democracia no solo se trata de garantizar derechos y libertades,
sino también de crear las condiciones que permitan a cada individuo alcanzar
una vida plena y satisfactoria. La promoción de la felicidad como valor
fundamental de la sociedad democrática refleja el compromiso de brindar
igualdad de oportunidades y mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos. La virtud, entendida como la
excelencia moral y la disposición para actuar de manera ética, también
desempeña un papel crucial en la democracia. En un sistema basado en la
participación ciudadana y la toma de decisiones colectivas, la virtud se
manifiesta en el compromiso cívico, la responsabilidad individual y el respeto
por los derechos de los demás. La promoción de la virtud en la sociedad
democrática contribuye a la formación de ciudadanos éticos y conscientes de su
papel en la construcción y sostenimiento de una convivencia armoniosa.