El turismo
rural apunta a promover la recuperación de culturas y costumbres
autóctonas, rescatar el valor de las comunidades locales, ofrecer la
oportunidad de alejarse de las grandes ciudades y vivenciar el paisaje rural
con su geografía, su naturaleza, sus oficios y sus tradiciones locales. Así recobra
el turismo su esencia básica: tender puentes, acercar a las personas, estrechar
lazos y fortalecer la comprensión de lo diverso, descubriendo a la vez lo que
nos une e iguala. Según la OMT el
turismo urbano es “un tipo de actividad turística que tiene lugar en un
espacio urbano con sus atributos inherentes caracterizados por una economía no
agrícola basada en la administración, las manufacturas, el comercio y los
servicios y por constituir nodos de transporte. Los destinos urbanos ofrecen un
espectro amplio y heterogéneo de experiencias y productos culturales,
arquitectónicos, tecnológicos, sociales y naturales para el tiempo libre y los
negocios”.