La
clasificación más común de los costos (y quizás la que mayor utilidad presenta
al momento de tomar decisiones relacionadas con ellos) es la siguiente
Fijos: Son
aquellos que la organización debe afrontar independientemente de su volumen de
producción (incluso los erogará cuando la misma sea nula). Por ejemplo el
alquiler de un inmueble (local de atención al público) será el mismo mes a mes,
sin importar si se vende mucho o poco, sin importar si se trabajan más días, o
menos días.
Variables: Son
los que varían en proporción a la actividad de la empresa. La materia prima es
un claro ejemplo de este tipo; a más unidades producidas, mayor será la
erogación por este concepto.
Semivariables:
Es una combinación entre ambas opciones. Se mueven “por tramos”, permanecen
fijos hasta determinado volumen de producción donde aumentan para permanecer
constantes hasta el siguiente cambio. Muchas veces para facilitar el análisis
se los toma como fijos o variables dependiendo de su comportamiento más común.
Un ejemplo podría ser el sueldo de operarios que cobran un fijo más un plus por
productividad.
Costo total
Será entonces la suma de los costos variables (que dependen del volumen de producción) y los fijos. O, con una fórmula, CT = CV + CF (Costo total es igual a Costos Variables más Costos Fijos)