1. La Biodiversidad

1.3. ¿Cómo podría evolucionar la biodiversidad según los diferentes escenarios posibles?

En la Evaluación de Ecosistemas del Milenio se idearon cuatro escenarios posibles para intentar conocer el futuro de la biodiversidad y el bienestar humano hasta 2050, e incluso más allá de esta fecha. Los diferentes escenarios parten de un aumento de la globalización o un aumento de la regionalización y de un enfoque reactivo o un enfoque preventivo a la hora de hacer frente a los problemas medioambientales.
En general, según los cuatro escenarios, el suelo agrícola se expandirá en detrimento de la cubierta forestal, especialmente en los países en desarrollo. Esta situación llevará a un declive continuo de la biodiversidad, tanto local como mundial, principalmente a causa de la pérdida de hábitat. Los enfoques medioambientales que inciden en la prevención tendrían más éxito a la hora de frenar esta tendencia.
Se prevé que la biodiversidad acuática y determinadas poblaciones de peces experimenten un declive a causa de factores como el exceso de nutrientes, la sobrepesca, la invasión de especies exóticas y la contaminación. La pérdida de biodiversidad repercutirá en el bienestar del hombre, tanto de forma directa como indirecta. Los efectos directos incluyen un mayor riesgo de padecer cambios medioambientales repentinos; por ejemplo, la disminución drástica de las poblaciones de peces, inundaciones, sequías, incendios forestales y enfermedades. Los cambios también afectarán al bienestar del hombre de forma indirecta; por ejemplo, en forma de conflictos motivados por la escasez de alimentos y recursos hídricos.
Aunque todos los escenarios prevén un aumento de la renta per cápita, esta situación puede ocultar una mayor desigualdad; entre otros, desde el punto de vista de la seguridad alimentaria. Se tendrán que tomar decisiones importantes sobre los compromisos entre objetivos en conflicto, por ejemplo, entre la producción agrícola y la calidad del agua, o entre el uso del agua y la biodiversidad acuática. Las políticas que más contribuyen a la conservación de la biodiversidad fomentan al mismo tiempo un mayor bienestar general del hombre al mantener los beneficios múltiples derivados de los ecosistemas.