1.2. ¿Por qué preocupa la pérdida de la biodiversidad?
La biodiversidad proporciona
muchos beneficios fundamentales para el hombre, más allá del suministro de
materias primas. La pérdida de biodiversidad tiene efectos negativos sobre
varios aspectos del bienestar humano, como la seguridad alimentaria, la
vulnerabilidad ante desastres naturales, la seguridad energética y el acceso al
agua limpia y a las materias primas. También afecta a la salud del hombre, las
relaciones sociales y la libertad de elección. La sociedad suele tener varios
objetivos en conflicto, muchos de ellos dependientes de la biodiversidad.
Cuando el hombre altera un ecosistema para mejorar uno de los servicios que
éste proporciona, su acción suele acarrear también cambios para otros servicios
de los ecosistemas. Por ejemplo, las medidas para
aumentar la producción de alimentos pueden traducirse en menos agua disponible
para otros usos. Como consecuencia de dichas contrapartidas negativas, muchos
servicios han quedado degradados; entre otros la pesca, el suministro de agua y
la protección frente a los desastres naturales. A largo plazo, el valor de los
servicios perdidos puede superar con mucho los beneficios que se obtienen a
corto plazo al transformar los ecosistemas. A diferencia de los productos que
se compran y se venden en los mercados, muchos de los servicios de los
ecosistemas no se comercializan en éstos ni tienen un precio fácil de conocer.
Esto significa que los mercados financieros desconocen la importancia de la
biodiversidad y los procesos naturales en tanto que fuentes de beneficios para
el hombre. En la actualidad, se emplean nuevos métodos para valorar
económicamente beneficios como las actividades recreativas y el agua potable.
La degradación de los servicios de los ecosistemas podría frenarse
considerablemente o incluso invertirse si se tuviera en cuenta el valor
económico total de dichos servicios a la hora de tomar decisiones. Durante el siglo pasado, algunas
personas se beneficiaron de la transformación de los ecosistemas naturales y el
aumento del comercio internacional, mientras que otras sufrieron las
consecuencias de la pérdida de biodiversidad y un acceso limitado a los
recursos de los que dependen. Los cambios en los ecosistemas están perjudicando
a buena parte de los más pobres del mundo, que son los menos capaces de
adaptarse a dichos cambios.