9. La retórica y la ética

El alcance ético de la retórica fue uno de los problemas centrales para la filosofía a lo largo de la historia. Por alcance ético se entiende el problema de determinar si lo que uno quiere transmitir es “bueno” o “malo”, “justo” o “injusto”. Toda persuasión lograda mediante el lenguaje connotativo importa una serie de valores que se transmiten con el producto o la idea que se está promocionando. Así, ningún uso de la retórica es inocente, porque tanto la publicidad como la propaganda influyen en la forma de ver e interpretar la realidad que tienen las personas. Así, frente a cualquier afiche o comercial televisivo, es necesario preguntarse “¿Es bueno lo que me está transmitiendo?”, porque la retórica utiliza argumentos verosímiles, no verdaderos, es decir, que pueden aparentar cierto grado de veracidad por lo efectivo de sus propuestas, pero que instalan subrepticiamente una serie de valores que perjudican a la sociedad en su conjunto, o a ciertos sectores de la misma. Por ejemplo, el “machismo” presente en múltiples comerciales de cerveza, desodorantes o hasta servidores de Internet, no hace más que perpetuar la degradación de la mujer. Los ideales de belleza y sensualidad, por otra parte, ponderan una “perfección” inalcanzable que deja aisladas a todas las personas que no cumplen con los requisitos para ser “modelo” de algo.