5. Parque y Reserva del Iberá

El estudio sobre el Parque y Reserva del Iberá de Corrientes, nos sumerge en una exploración profunda y rica de un
área natural protegida en la provincia. Podemos ver lo multidimensional del Iberá, que abarca aspectos históricos,
ecológicos, culturales y sociales.
La historia del Iberá, desde sus orígenes geológicos y su formación natural hasta su reconocimiento como una
reserva ecológica, ha evolucionado a lo largo del tiempo. Ha sido percibida y utilizada por las diferentes
comunidades humanas que la han habitado.
Es un ambiente rico en biodiversidad. Esto incluye especies emblemáticas de su fauna y flora que actualmente se
encuentran en peligro de extinción. Los ecosistemas del Iberá, incluyen humedales, esteros y lagunas.
Entre las comunidades locales y el Iberá, se destacan las tradiciones, costumbres y modos de vida que se han
desarrollado en armonía con el entorno natural. Podríamos contar vastas historias y anécdotas de los habitantes
locales, ofreciendo una visión íntima de la cultura correntina.
Son muchos los esfuerzos de conservación y las iniciativas sostenibles que se han implementado en el Iberá, los
desafíos y logros en la protección de este valioso ecosistema, así como la importancia de la colaboración entre
comunidades locales, científicos y autoridades.
Varios son los desafíos contemporáneos y futuros que enfrenta el Iberá, incluyendo la presión del desarrollo, el
cambio climático y la necesidad de encontrar un equilibrio entre conservación y desarrollo económico.
En el Parque Provincial Iberá no vive gente, pero está poblado por más de 4.000 especies de flora y fauna
correntinas, algunas de ellas en peligro de desaparecer.
Los parques nacionales y provinciales son territorio del Estado. Están delimitados y manejados con el objetivo
prioritario de asegurar y restaurar la vida silvestre de una región.
El Parque Provincial Iberá fue creado sobre las tierras fiscales que aún perduraban en el interior de los esteros y, al
igual que cualquier otro territorio bajo uso productivo, debe estar alambrado y custodiado. Con límites bien
establecidos, los guardaparques podrán trabajar con la vida silvestre, que es el objetivo productivo del Parque:
lograr calidad y abundancia de animales autóctonos que le garanticen al turista una experiencia de alto nivel.
Por otro lado, en Argentina existen áreas de reservas naturales, generalmente declaradas sobre tierras privadas,
donde el Gobierno a través de reglamentaciones y controles evita que la fauna y la flora se vean amenazadas de
extinción, mientras los propietarios de las tierras siguen desarrollando sus actividades productivas.
La Reserva Natural Iberá fue creada en 1983 sobre un área de 1 millón 300 mil hectáreas –coincidente con los límites
de la cuenca de los Esteros del Iberá– y los dueños de los campos que quedaron incluidos en la Reserva continuaron
con sus actividades tradicionales, principalmente la ganadería. Los guardaparques sólo tenían presencia en los sitios
donde eran invitados, bajo convenio, a hacer recorridas o a instalar sus seccionales, para controlar la caza y la pesca.
En 2009 la ley de la Reserva se reglamentó definiendo con exactitud los alcances de esta categoría donde,
básicamente, se establece la prohibición de la caza y la pesca extractiva, y la necesidad de evaluar los impactos
ambientales cuando se proponen grandes cambios en el uso de la tierra.
En este aspecto también hay una gran diferencia con el Parque Provincial Iberá donde, por ser un área de dominio
público, los guardaparques tienen el rol de administradores con presupuesto propio, infraestructura, equipo y con la
responsabilidad de asegurar la producción de naturaleza en las 482.000 hectáreas de territorio. La autoridad de
aplicación de ambas categorías es la Dirección de Parques y Reservas de la provincia de Corrientes.
En el año 1997, la fundación CLT (Conservational Land Trust) adquirió 150.000 hectáreas de campos privados en los
esteros. A lo largo de más de 10 años, la CLT recuperó el valor natural de esos campos. Entre otras acciones, la
fundación reinsertó animales que habían desaparecido en el Iberá, como por ejemplo el oso hormiguero, el pecarí, el
guacamayo, el tapir y el yaguareté.
En el año 2016, CLT donó al estado nacional argentino todas las tierras que poseía en el Iberá para crear el Parque
Nacional Iberá. En este contexto, la creación del Parque y Reserva Nacional Iberá surge como resultado de una
alianza estratégica entre el Gobierno de Corrientes y el Gobierno Nacional cuyo objetivo es potenciar el valor
natural, cultural y económico del área mediante el manejo integrado del llamado “Parque Iberá”, incluyendo en este
concepto al Parque Provincial del Iberá y a la nueva área protegida nacional (2018). Esto permite complementar las
medidas de protección otorgadas por el Parque Provincial situado exclusivamente en tierras de dominio público
provincial, incorporando nuevas tierras dedicadas a la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales,
aportando ambientes que no están incluidos dentro del Parque Provincial y recursos financieros y técnicos más allá
de los generados por el gobierno provincial, y otorgando una figura de protección legal del máximo nivel y una
marca de atractivo turístico de renombre internacional.
La importancia ecológica de este ambiente justifica las figuras de conservación implementadas y el desarrollo de una
estrategia conjunta nacional y provincial que se materializa en el “Parque Iberá”, cuyo objetivo es conservar a
perpetuidad los ecosistemas naturales de la región del Iberá en su máxima diversidad e integridad ecológicas y, a su
vez, promover el desarrollo regional sustentable a través de la actividad turística. En este marco, el Parque Provincial
protege la mayoría de las tierras bajas inundables del sistema, y complementariamente el Parque y Reserva Nacional
protegen muestras representativas de los ecosistemas de tierras altas, incluyendo hábitats que no están presentes
dentro del área protegida Provincial.
A nivel regional, junto con el Parque Nacional Mburucuyá contribuyen a la continuidad ecológica y pueden contribuir
a conformar un corredor ecológico del Iberá. El PN Mburucuyá, creado en el año 2001 (Ley Nacional N° 25.447),
protege el sector de la cuenca correspondiente a los Esteros del Santa Lucía. El mantenimiento de la continuidad
ecológica con esta área protegida nacional ha sido destacado por los responsables de su manejo desde el año 2009,
en el marco del proceso de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (según la Ley Nacional 26.331).
Los primeros naturalistas extranjeros que se radicaron en el territorio de la provincia de Corrientes desempeñaron
un papel crucial en la exploración y documentación de la rica biodiversidad de la región. Entre ellos, destacan
algunos personajes notables:

Aimé Bonpland (francés, 1773-1858)


Botánico y naturalista, vivió en la región por varios años, donde se dedicó a la agricultura y a la investigación
científica. Su casa en Santa Ana, cerca de Corrientes, se convirtió en un centro de estudio y recolección botánica.
William Henry Hudson (argentino de padres ingleses, 1841-1922)
Naturalista. A través de sus escritos, Hudson ayudó a popularizar la riqueza natural de Corrientes y otras partes de
Argentina, proporcionando descripciones detalladas de las especies y los ecosistemas que encontró.
Martin de Moussy (francés, 1810-1869)
Geógrafo y naturalista. Su obra más destacada, "Description géographique et statistique de la Confédération
Argentine", proporciona una visión detallada de las características naturales y sociales de la región.

Carlos Germán Burmeister (alemán, 1807-1892)

Entomólogo y paleontólogo. Sus trabajos científicos incluyeron descripciones de especies animales y fósiles de la
región, contribuyendo al conocimiento de la biodiversidad y la historia natural de Corrientes.
Estos naturalistas extranjeros no solo realizaron importantes contribuciones científicas, sino que también influyeron
en la comprensión y valorización de la riqueza natural de Corrientes. Su legado perdura en la vasta cantidad de
estudios, publicaciones y colecciones que dejaron, muchas de las cuales siguen siendo referencias fundamentales
para la investigación científica en la región.