El 19 de julio
de 1924, en la reducción estatal de Napalpí, por entonces territorio nacional
del Chaco, el Regimiento de Gendarmería de Línea y la policía local, con el
apoyo de un avión militar, comenzaron una dura represión. La masacre, en la
actualidad comprendida como un crimen de lesa humanidad perpetrado en el marco
de un proceso genocida, produjo centenares de muertes. Muchas personas
indígenas fueron incineradas en fosas comunes y se exhibieron los cuerpos de
sus líderes. El propósito fue acallar a las comunidades originarias,
pertenecientes a los pueblos Qom y Moqoit, que reclamaban por sus condiciones
de vida y los maltratos de las autoridades de la reducción.