1. INTRODUCCIÓN
Semana 15
¡Hola! Bienvenidos a una nueva semana. Vamos a seguir trabajando con, justamente, el trabajo. Nuestro eje central del módulo y la base de nuestro proyecto final que, al igual que el módulo, está próximo a terminar. En esta oportunidad vamos a ingresar en el mundo del trabajo en grupos y equipos. Y el ambiente laboral que debe existir en cualquier organización para permitir el desarrollo de su personal. ¿Nos acompañas?
1- INTRODUCCIÓN
Es indiscutible la necesidad del trabajo en equipo para cualquier actividad que se desempeñe, ya que los individuos en grupo tienen la capacidad para producir más y de manera más vertiginosa. Esta idea no hace más que reforzar aquello que estamos comentando, casi hasta el cansancio, en nuestro camino por el módulo; la conceptualización de sistemas.
Ya sea que miremos al trabajo como una de las partes llamadas a interactuar en una organización, o que miremos a cada uno de los equipos de trabajo (o grupos, ya ahondaremos en la distinción conceptual de ambos) como un subsistema dentro de ella; siempre estará dando vueltas la imagen de que la interdependencia consigue “sacar lo mejor” de cada uno.
En este contexto el trabajo en grupo requiere la unión de esfuerzos y algunas veces los resultados no son los que se esperan. En lo atinente a los grupos lo ideal es que se enfoquen en convertirse en equipos, es importante la integración de esfuerzos y se creen una asociación efectiva, convirtiendo escenarios de autoridad-obediencia y estructuras jerárquicas, al trabajo en equipos autodirigidos, ejemplo de esto se encuentra en países como Suecia y Finlandia.
Los beneficios del trabajo en equipo es que aumenta la competitividad, disminuyendo el estrés en el trabajo, desarrolla la autodisciplina y el autoconcepto. Todo lo anterior indica que no basta con trabajar en grupos…éstos deben desenvolverse a equipos y beneficiarse de las competencias que cada integrante tiene: conocimientos, habilidades y actitudes. Aunque no siempre se logran los resultados esperados, lo que puede resultar en desempeño ineficiente, baja productividad y desconfianza en el trabajo en equipo.
Conforme las organizaciones se reestructuran para competir con más eficacia y eficiencia, recurren a los equipos como la mejor forma de aprovechar los talentos de los empleados. La administración ha descubierto que los equipos son mucho más flexibles y responsables ante los eventos cambiantes que los departamentos tradicionales u otras formas de grupos más o menos permanentes. Los equipos tienen la capacidad de formarse, actuar, dedicarse a otra cosa y desintegrarse.
Pero, además, no se deben ignorar las propiedades motivacionales de los equipos; el papel que cumple el involucramiento del empleado con los objetivos de la organización como un elemento motivador es indudable. Y los equipos facilitan la participación de éste en las decisiones operativas. Por eso, otra explicación de la popularidad de los equipos es que son un medio eficaz para administrar y democratizar las organizaciones e incrementar la motivación de los empleados.
Pero el hecho de que las organizaciones hayan cambiado hacia los equipos no significa necesariamente que estos sean eficaces siempre. Quienes toman las decisiones, como humanos que son, se ven influidos por hábitos y mentalidad de rebaño. ¿En verdad son eficaces los equipos? ¿Cuáles son las condiciones que afectan su potencial? ¿Cómo funcionan?