En esta última semana abordaremos al Cine como medio de realización artística.
El origen del cine se remonta a fines del siglo XIX, cuando se creó el cinematógrafo, o sea, la máquina capaz de grabar y reproducir imágenes para crear la sensación del movimiento. Hubo muchos antecedentes a esta invención, que iba de la mano de los primeros pasos formales en la técnica de la fotografía.
Quizá el más importante de ellos haya sido el “kinetoscopio” de los estadounidenses William Dickinson (1860-1935) y Thomas Alba Edison (1847-1931), cuyas funciones eran aún muy limitadas, en comparación con el cinematógrafo patentado en 1895 por los famosos hermanos Lumière, Auguste Marie (1862-1954) y Louis Jean (1864-1948), hijos del fotógrafo Antoine Lumière
Fueron ellos quienes, un 28 de diciembre de 1895 en París, llevaron a cabo la primera proyección pública de cine. Consistió en una serie de, por llamarlos de alguna manera, documentales: tomas de obreros trabajando o de un tren aproximándose a la estación de La Ciotat.
Justamente la filmación del tren causó un impacto tan grande en los espectadores, que muchos huyeron despavoridos de la sala. Algún tiempo después, los Lumière fueron también los primeros en hacer ficción cinematográfica, adaptando una tira cómica de Hermann Vogel en dos cortometrajes humorísticos, conocidos hoy como “El regador regado” (L’arroseur arrosé).
Inicialmente, estas exhibiciones se llevaban a cabo en sótanos, clubes nocturnos y cafés, con asistencia masiva y no duraban más que unos pocos minutos. Se trataba de un cine aún rudimentario, mudo y en blanco y negro, que acompañaban lecturas, música y mucha participación de la audiencia.
Sin embargo, estos humildes inicios demostraron ser sumamente rentables, y una nueva industria surgió a lo largo de los siguientes 30 años, lista para invertir en la producción fílmica, pero también en la innovación de sus aparatos y materiales. Así nació la industria del cine.
Gracias a ello, desde inicios del siglo XX tuvieron lugar los primeros intentos de un cine a color, cuyos primeros resultados formales aparecieron alrededor de 1915. Pero esto no sería algo popular hasta mediados del siglo.
En cuanto al sonido, los primeros filmes eran acompañados en cada proyección por músicos en vivo, o a lo sumo con grabaciones musicales que acompañaban la atmósfera del relato. En 1927 apareció en los Estados Unidos el primer largometraje con un diálogo sincronizado, grabado en un disco aparte con cada carrete de la película, y que debían reproducirse al unísono. Se trató de “El cantante de Jazz” (The Jazz Singer).
Conquistados el color y el sonido, en 1930 tuvo lugar la “Edad dorada” del cine. El séptimo arte había llegado para quedarse.
Te dejamos un video para que puedas ver sobre la temática 👇