[...] la diferencia entre lectores expertos y aprendices no radica en la cantidad de vocablos desconocidos que pueden encontrar ambos en un texto, y en la dificultad que este hecho pueda plantear a la comprensión, sino en la actitud, las habilidades y comportamiento cognitivo que saben o no saben desarrollar unos y otros. Los grandes lectores están acostumbrados a enfrentarse a esta situación, que consideran habitual e independiente de sus conocimientos y habilidades. Quizás por su experiencia han aprendido a comprender textos con palabras desconocidas, a  comprender el significado global del discurso pese a esas sombras léxicas. Saben que no todas las palabras de un escrito tienen la misma importancia, que no es necesario leer siempre palabra por palabra, que las palabras no tienen un único significado cerrado que cada contexto puede cambiar el valor de una palabra teóricamente conocida, o que la frontera entre palabras conocidas y desconocidas resulta tremendamente escurridiza. Han desarrollado técnicas para inferir o intuir el significado de algunas palabras a partir del contexto, para prescindir de los vocablo desconocidos y concentrarse en el resto del texto, etc. En definitiva, estos lectores expertos están preparados para manejar expresiones desconocidas, para enfrentarse a textos siempre nuevos o difíciles que presentan obstáculos a cualquier lector. [...] 

(Cassany, D., 1999)

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