Ñemboja digital Módulo 2 - Semana 6
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Ñemboja digital Módulo 2 - Semana 6
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domingo, 22 de diciembre de 2024, 09:03
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1. LA GUERRA FRÍA Y MUNDO BIPOLAR
¡Hola!
Bienvenidos a otra semana de actividades juntos.
Cualquier
explicación sobre el comienzo de la Guerra Fría debe tener como punto de
partida la Segunda Guerra Mundial. Al acabar la contienda gran parte del
continente europeo se encontraba en ruinas. El primer Ministro Británico
Winston Churchill describió la Europa de la posguerra en una prosa muy gráfica "un montón de escombros, un osario, un
criadero de pestilencia y de odio". Sobre Berlin, Alemania se dijo que
"en ningún lugar se ha dado una
destrucción a semejante escala". El 90% de los edificios de Colonia,
Düsseldorf y Hamburgo y el 70% de los edificios del centro de Viena fueron
destruidos por los bombardeos aliados.
En la
posguerra asiática las condiciones eran casi igual de sombrías. Prácticamente
todas las ciudades de Japón habían sufrido los constantes bombardeos
norteamericanos y el 40% de sus zonas urbanas habían sido completamente
destruidas. Tokio, la ciudad más populosa de Japón, fue devastada por las
bombas incendiarias aliadas, que destruyeron más de la mitad de sus edificios.
Hiroshima y Nagasaki conocieron un destino aún más trágico cuando las dos
explosiones atómicas que pusieron fin a la Guerra del Pacífico las arrasaron
totalmente.
La
gran oleada de muerte y devastación provocada por la guerra destruyó no sólo
gran parte de Europa y de Asia, sino también el viejo orden internacional. El sistema internacional eurocéntrico
que había dominado el mundo durante quinientos años se había desintegrado
prácticamente de la noche a la mañana. Dos gigantes militares de proporciones
continentales -que ya se calificaban de superpotencias- se habían alzado en su
lugar y trataban de forjar, por separado, un
nuevo orden acorde con sus particulares necesidades y valores. La Unión Soviética (URSS) y Estados Unidos (EEUU), que se apoyaban
en dos alianzas: el bloque oriental
socialista o comunista encabezado por la Unión Soviética junto con los
aliados del Pacto de Varsovia, y el occidental capitalista, respaldado por
la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
Se
conformó así un orden mundial bipolar con centros de poder en el hemisferio
norte. El conjunto de países pobres del hemisferio sur, no alineados con estos
bloques, integró el grupo denominado “Tercer Mundo”.
Durante
la Guerra Fría, las potencias evitaron
enfrentarse de manera directa en el plano militar. La estrategia de los
bloques consistió en establecer alianzas
político-militares o acuerdos económicos con diferentes países, para
acercarlos a sus respectivas zonas de influencia y lograr una permanente
expansión. En algunos casos, esta estrategia de expansión provocó conflictos
armados (como por ejemplo la guerra de Corea o la guerra de Vietnam), en los
cuales las grandes potencias actuaban como aliadas de los distintos grupos
locales. Estados Unidos y la URSS también compitieron en una carrera
armamentista y espacial, en la que buscaron desarrollar la tecnología más
avanzada destinada a conformar los ejércitos más poderosos y conquistar el
espacio exterior.
Con la insaciable demanda de recursos para protegerse de las amenazas
del enemigo, la exacerbación de la intolerancia política e ideológica, el
enfocarse demasiado en posibles amenazas externas descuidando los problemas
internos, la guerra fría deformó en gran medida las sociedades soviética y
norteamericana, distorsionó sus prioridades y dilapidó su riqueza.
Otorgó una justificación para la expansión de la influencia
norteamericana, facilitando así su liderazgo mundial. También concedió al
dictador Stalin y a sus sucesores un enemigo externo para justificar el régimen
interno represivo, ayudando a legitimar un gobierno que carecía de legitimidad
y el control del partido comunista sobre la Unión Soviética. Por otra parte,
exacerbó problemas como la pobreza
crónica, la degradación del medio
ambiente, los conflictos étnicos
y la proliferación de las armas de
destrucción masiva.
2. DEL CONFLICTO A LA INNOVACIÓN: COMO LA GUERRA FRÍA MOLDEÓ EL SIGLO XX
La guerra fría tuvo su desarrollo en las zonas de influencia que estas
dos potencias querían conquistar, Europa, luego se trasladaron al noroeste
asíatico, después al sudeste asiático, en la década de los setenta a Oriente
Medio y el continente africado, por último fue el turno de América Central.
Fueron tantos los conflictos que entre 1945 y 1990 tan sólo durante tres semanas, no existió ningún conflicto en el mundo.
A lo largo de toda la guerra fría se libraron entre 150 y 160 conflictos
abiertos.
A pesar de todas sus consecuencias psicológicas, económicas y la
devastación ocasionada en aquellos lugares del mundo donde las superpotencias
encontraron un lugar para sus guerras vicarias, la guerra fría tuvo un mérito
innegable: se convirtió en un sistema
internacional caracterizado por un código implícito de comportamiento que ayudó
a evitar la devastación de una tercera guerra mundial.
Aunque son poco conocidas, muchas de las consecuencias sobre la vida
cotidiana de la guerra fría ayudaron a modelar el mundo actual. En Estados
Unidos, por ejemplo, el sistema de
autopistas interestatales fue creado para facilitar el traslado de tropas y
agilizar la evacuación de las ciudades en caso de un ataque nuclear. El aumento
de la educación universitaria que se
produjo en este mismo país en los años cincuenta obedece a la necesidad
apremiante de hacer frente a la amenaza tecnológica soviética que había situado
al primer satélite —el Sputnik— en órbita en 1957. La guerra fría también
transformó el mapa económico de
Estados Unidos gracias a las enormes necesidades del llamado complejo
industrial-militar. Así, cuando comenzó la guerra fría la población de
California era de tan sólo cinco millones, mientras que al término de la misma
este estado había alcanzado ya los treinta millones debido a las nuevas
industrias relacionadas con el complejo industrial-militar.
3. UN VENENOSO LEGADO DE LA GUERRA FRÍA: EL PLUTONIO
De 1950 a 1990, el Departamento de Energía de Estados Unidos produjo
un promedio de cuatro bombas nucleares
al día en fábricas construidas a toda prisa, y con escasas medidas de
protección medioambiental, que dejaron un gran legado de residuos radiactivos
tóxicos.
En el estado de Washington, los ingenieros enviados a limpiar el
desastre tras la Guerra Fría descubrieron 54 millones de galones de lodo
altamente radiactivo procedente de la producción del plutonio de las bombas
atómicas estadounidenses, incluida la que fue lanzada sobre la ciudad japonesa
de Nagasaki en 1945.
El plutonio es un elemento químico cuyo isótopo -239 se forma cuando
un átomo de uranio-238 captura un neutrón, y pasa a ser uranio-239; luego sufre
una desintegración beta (emite una partícula) y se convierte en neptunio-239, y
este sufre otra desintegración beta y queda por fin en plutonio-239. Esta
reacción en cadena tiene lugar en reactores nucleares, y da como resultado un
elemento peligroso y delicado.
El plutonio tiene una vida muy larga (más de 24.000 años) y tiene la
capacidad, si es golpeado, de liberar enormes cantidades de energía en muy poco
tiempo. De hecho, la bomba que Estados Unidos detonó sobre la ciudad japonesa
de Nagasaki a finales de la Segunda Guerra Mundial tenía un núcleo de
plutonio-239.
Sin embargo, aparte de su capacidad explosiva, el plutonio-239 no es
demasiado útil, de forma que darle otros usos no es posible sin procesarlo de
alguna forma primero, y esto tampoco es sencillo. A diferencia del uranio enriquecido,
no hay un proceso simple y sencillo que aplicar al plutonio para que no se
pueda utilizar en armamento.
En el año 2000, después de meses de negociaciones, Estados Unidos y
Rusia firmaron por fin un acuerdo para reducir sus almacenes de plutonio preparado
para utilizarse como armamento nuclear, un elemento peligroso y delicado que,
decía el tratado, ya no era necesario
como elemento defensivo. Según lo firmado, cada uno de ellos se comprometía
a deshacerse de 34 toneladas métricas de plutonio, suficiente para fabricar
17.000 armas nucleares. Sin embargo, años más tarde, en el 2016, ese plutonio
volvía a convertirse en un problema. A causa de las tensiones entre los dos
países por la situación en Siria y Ucrania, el presidente ruso, Vladimir Putin,
anunciaba la suspensión del acuerdo firmado
hace 16 años, alegando acciones poco amistosas por parte de Washington. En esta
decisión, en la que los motivos políticos son innegables, hay un importante
componente científico.
3.1. Perestroika
Durante la década de 1980, las reformas económicas y políticas en la Unión Soviética, conocidas como "perestroika" (reestructuración) y "glasnost" (transparencia), introducidas por el líder soviético Mijaíl Gorbachov, no lograron salvar al sistema comunista. En 1989, una ola de revoluciones barrió Europa del Este, derribando los regímenes comunistas. El Muro de Berlín cayó en noviembre de 1989, simbolizando el fin de la división de Alemania.
En 1991, la Unión Soviética se disolvió oficialmente, marcando el fin de la Guerra Fría. Los Estados Unidos emergieron como la única superpotencia global, y muchos antiguos estados comunistas de Europa Oriental se alinearon con Occidente, uniéndose a la OTAN y a la Unión Europea.
4. LA LITERATURA LA GUERRA FRÍA
‘Boom’, revolución y
otras polémicas de la guerra fría
El Boom Latinoamericano
Contexto Histórico: El boom latinoamericano se refiere a la explosión
de creatividad literaria que tuvo lugar en América Latina durante los años 1960
y 1970, coincidiendo con la época de la Guerra Fría. Esta generación de
escritores, incluyendo a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos
Fuentes, y Julio Cortázar, comenzó a publicar en un periodo marcado por la
agitación política y social, que es el mismo periodo descrito en el texto.
Durante el boom, muchos de los escritores se enfocaron en temas relacionados
con la revolución y la dictadura, que eran centrales en el contexto político de
la época. Las novelas de esta época a menudo exploraban el autoritarismo, la
represión y las aspiraciones revolucionarias, reflejando las tensiones de la
Guerra Fría en la región.
La Revolución Cubana tuvo un impacto significativo en estos
escritores. Al principio, muchos de ellos simpatizaban con la revolución como
un movimiento de cambio y esperanza, pero las desilusiones y conflictos
posteriores, como el encarcelamiento de Heberto Padilla y la intervención
soviética en Checoslovaquia, causaron fracturas y debates intensos entre ellos.
La Guerra Fría dividió el mundo en dos bloques, capitalista y
comunista, y América Latina se convirtió en un campo de batalla ideológico
entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Esta polarización se reflejaba en la
literatura del boom, donde las novelas y ensayos abordaban los impactos de esta
división en las sociedades latinoamericanas.
Los intelectuales y escritores del boom latinoamericano no podían
mantenerse al margen de los eventos políticos de su tiempo. La Guerra Fría
influyó en sus obras y en sus vidas, llevándolos a tomar posiciones políticas y
a participar activamente en los debates sobre el futuro de la región
La correspondencia entre los
escritores del boom, mencionada en el texto, es un testimonio de cómo la Guerra
Fría y los eventos en Cuba y en otros países latinoamericanos influenciaron sus
pensamientos y obras. A través de cartas, estos escritores discutían y debatían
sus ideas sobre la revolución, el autoritarismo y la democracia, reflejando las
divisiones y alianzas políticas de la época.
El boom latinoamericano y la Guerra Fría están intrínsecamente
conectados, ya que la literatura de esa época no sólo reflejaba las tensiones
políticas y sociales de la Guerra Fría, sino que también influía y era influida
por los eventos revolucionarios y autoritarios en la región. Los escritores del
boom utilizaron sus obras para explorar, criticar y, a veces, apoyar los
movimientos políticos de su tiempo, convirtiéndose en actores importantes en la
escena cultural y política de América Latina durante la Guerra Fría.
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Diferentes escritores, cuya obra o vida está
ligada al contexto político de la Guerra Fría, fueron tema de numerosos
programas de la radio y la TV en Colombia entre los años 60 y 90. |
Señal Memoria conserva algunos registros sonoros que dan
cuenta de la relación entre la literatura y la Guerra Fría. La obra de autores
ligados al inicio de la amenaza nuclear, escritores del otro lado de la Cortina
de Hierro o poetas colombianos cuya vida estuvo ligada a sucesos del conflicto
bipolar, fueron temas explorados en registros de la Radiodifusora Nacional, la
HJCK y las cámaras de Inravisión entre 1965 y 1993.
Cuando la política mundial se sumió en el conflicto de
dos bloques antagónicos de poder, la literatura no pudo ser indiferente. Para
numerosos hombres y mujeres de letras, la Guerra Fría significó una influencia
para su creación, un factor decisivo en sus vidas al ser esta un detonante de
su militancia o de su lugar de residencia o, en general, fue un momento de la
historia que directa o indirectamente se relacionó con su obra. Los programas
culturales de la radio y la televisión que conservamos atestiguan partes de esa
relación.
5. LETRAS EUROPEAS AL SERVICIO DE LA PAZ
Años después de la muerte del escritor galés Bertrand
Russel (1872-1970), la HJCK le hizo un homenaje con una breve reseña biográfica que
hacía énfasis en su rol político durante los convulsos años de la Segunda
Guerra Mundial. Russell, Premio Nobel de Literatura en 1950, es
considerado como el filósofo de habla
inglesa más influyente del siglo XX. Desde ese importante papel, lideró un
destacado activismo político, primero como resistencia a la expansión del
fascismo en Europa y luego, como rechazo a la competencia nuclear entre Estados
Unidos y la Unión Soviética. Bajo este último rol, esta grabación, a cargo de
un locutor cuya identidad desconocemos, recuerda la polémica manifestación
antinuclear que Russell lideró en Londres en 1961 y que le costó la detención.
En 1945, recién establecido el orden mundial diseñado en
Yalta, el escritor George Orwell (1903-1950) usó la expresión “guerra fría”
para referirse a la nueva situación en la revista socialdemócrata Tribune.
Tratándose de uno de los autores más leídos en el mundo, su presencia en la
radio cultural colombiana ha sido frecuente. Como una muestra de ello, están
las siguientes historias contadas por el periodista español Ricardo Bada en
1993, en una nota del servicio internacional de la Deutsche Welle para la HJCK. En esta grabación sobre el aporte de Orwell a la radio
pública británica durante la Segunda Guerra Mundial, Bada concluye que parte de
la censura que el escritor padeció entonces, pudo inspirar parte del argumento
de 1984, aquella novela que reflejaba los temores del autor a la represión
política y a la manipulación de la información, tan presente en regímenes de
ambos lados del Muro de Berlín.
Seis meses antes de la caída del Muro, la HJCK registró
la noticia de la edición de la obra póstuma de uno de los intelectuales que más
criticó ese símbolo de la Guerra Fría, el escritor Heinrich Böll (1917-1985),
Nobel de Literatura en 1972. Esta nota incluye un fragmento de la última
grabación de la voz este novelista y ensayista nacido en Colonia, ofrecida por
el servicio internacional de la radio pública alemana. La importancia de Böll
en ese momento histórico, radica en sus posturas incómodas para la política
alemana de ambos lados de la frontera, por sus polémicas con la Iglesia
Católica y los gobiernos de derecha, en el Oeste, y por movilizar a la
intelectualidad europea contra la represión política en el Este. Sin saber aún
que Alemania pronto se reunificaría, este registro evoca algunas de esas
controversias.
6. POESÍA Y NOVELA AL OTRO LADO DEL MURO
En muchas ocasiones la literatura en la Unión Soviética
se dividió según su fidelidad al régimen, como lo recuerda la presión del
gobierno de Moscú en 1958 para que Boris Pasternak rechazara el Nobel. En
contraste, también hubo escritores no solo leales al Sóviet Supremo, sino a
quienes el conflicto los convirtió en propagandistas culturales del estado. Uno
de ellos fue Ilyá Ehrenburg (1891-1967), simpatizante de la Revolución desde
sus primeros años y frecuente corresponsal de los aliados Durante la Segunda
Guerra Mundial, para el inicio de la Guerra Fría había sido reconocido en Moscú
como diputado y recibido el Premio Lenin de la Paz. Fuera de esas polémicas, el
escritor colombiano Jorge Zalamea decidió recordar a Ehrenburg por la parte
menos conocida de su vida pública: su obra poética.
Pero, de la misma forma, también hubo en Rusia posturas
intelectuales que, sin ser disidentes ni defensores del régimen, abogaban por
una postura intermedia. Una de las figuras más notables de ese movimiento fue
Yevgueni Yevtushenko (1932-2017), quien visitó Colombia a principios de 1968,
el año en el que los regímenes políticos de ambos bloques fueron desafiados por
la juventud y la sociedad civil. Esta visita histórica fue cubierta por
Inravisión, en cuyos estudios fue entrevistado el poeta por Gloria Valencia de
Castaño. En el audio de esta entrevista, hoy parte del archivo de la HJCK,
Yevtushenko reflexiona sobre los riesgos de un oficio aparentemente inofensivo
como el suyo, pensamiento más que oportuno para un símbolo de una generación
que clamaba por cambios profundos en la política y la sociedad de su país.
Un símbolo ampliamente reconocido en el mundo de los
movimientos políticos y sociales de 1968, fue el escritor checo Milan Kundera
(1929), de quien presentamos esta reseña biográfica realizada en 1990 por el
librero Hans Ungar para la HJCK. La obra literaria de Kundera se ha
caracterizado por reflexionar alrededor de los conflictos políticos de su país,
que le costaron el exilio, la revocación
de su ciudadanía y la prohibición de su obra: el estalinismo en La broma, la
invasión soviética a Praga en La insoportable levedad del ser o la represión
del régimen checoslovaco en El libro de la risa y el olvido. Mientras su país
inauguraba un nuevo régimen derivado de la Revolución de Terciopelo, en esta grabación
se comenta el lanzamiento de su novela La inmortalidad, un paso hacia temas más
cosmopolitas y apolíticos en el trabajo de Kundera.
7. DE MOSCÚ A BOGOTÁ: ENTRE EL ELOGIO Y LA CENSURA
Uno de los grandes acontecimientos de la literatura
colombiana fue la obtención del Premio Lenin de la Paz por parte del escritor
Jorge Zalamea Borda (1905-1969) en 1968, noticia que fue registrada por un
programa especial emitido por la HJCK. Diplomático de los gobiernos liberales y
agitador radial durante el Bogotazo, fue conducido al exilio y a la censura
durante la Violencia bipartidista que parcialmente ligó a Colombia al
macartismo de la Guerra Fría. En reconocimiento a su obra literaria, el
gobierno soviético le otorgó esta distinción, con la cual la URSS buscaba hacer
un contrapeso a los premios Nobel. Una delegación de Moscú visitó el país para
entregarle la distinción en el Teatro Colón de Bogotá, acto que no le impidió
al autor de El sueño de las escalinatas hacer pública su protesta contra la
invasión a Checoslovaquia efectuada ese mismo año.
Al chileno Pablo Neruda (1904-1973) y al colombiano Luis
Vidales (1900-1990) no solo los unió la poesía, sino también las persecuciones
de las que fueron objeto en sus respectivos países debido a su militancia de
izquierda. De ahí que sea muy grato tener este registro de Vidales sobre su
relación con el Nobel, realizado en 1986 por la Radiodifusora Nacional. Aquí
hallamos a Vidales, cofundador del Partido Comunista Colombiano exiliado y
perseguido en numerosas ocasiones por sus ideas políticas, en la última de
varias rehabilitaciones políticas que le hacía el gobierno nacional, dos años
después de también haber recibido el Premio Lenin de la Paz. En este fragmento,
el poeta quindiano narra su amistad y frecuente intercambio literario con
Neruda.