El filósofo griego Aristóteles definió al ser humano como un "animal político", es decir, un ser que, por naturaleza, necesita vivir en comunidad. Esta necesidad de agruparse responde tanto a motivos de supervivencia como a la búsqueda de bienestar y realización personal. En una sociedad, las personas encuentran apoyo, seguridad y recursos que difícilmente podrían obtener viviendo en aislamiento.
Vivir en sociedad implica la creación de vínculos afectivos, económicos, culturales y políticos que forman la base de la estructura social. Estos vínculos se manifiestan en instituciones como la familia, la escuela, el trabajo, el gobierno, y en organizaciones que permiten la interacción y la cooperación entre los miembros de la comunidad.