Algunos expertos consideran
que sí, sobre todo si esa formación comienza en la etapa escolar. En la edad
adulta se vuelve más complicado, pero hay algunas actitudes que pueden ayudar:
analizar la información en pequeñas dosis —la importancia de los detalles y la
búsqueda de los matices—, practicar la curiosidad y el escepticismo —hacerse
preguntas y contrastar a través de otras fuentes— y cuestionar todo lo que nos
dicen — sobre todo, si va en línea
a nuestras propias creencias.