2. Moral y ética

En esta clase abordaremos la distinción entre moral y ética se origina en su etimología. El término "moral" proviene del latín "moralis", que se relaciona con las costumbres o hábitos normalizados. Por otro lado, "ética" se deriva de las palabras griegas "éthos" y "Ethos", cada una con significados distintos. La primera alude a los hábitos que regulan la conducta, mientras que la segunda se refiere al carácter o modo de ser individual o colectivo, según explicó Linares Salgado.
En esencia, podemos entender la moral como una capacidad biocultural mediante la cual deliberamos sobre lo que debemos o no debemos hacer. Este concepto abarca el conjunto de valores, creencias, normas y costumbres que definen la identidad de un grupo. Por otro lado, la ética se configura como una reflexión autoconsciente de la vida moral, lo que significa que implica un análisis y juicio más profundo sobre nuestras acciones, como mencionó Jorge Linares.
La ética y la moral son conceptos intrínsecamente vinculados con la manera en que actuamos y tomamos decisiones en nuestra vida cotidiana. La ética se refiere al estudio de lo que es moralmente correcto e incorrecto, y cómo deberíamos comportarnos en función de esos principios. Por otro lado, la moral se refiere a las normas y valores que guían nuestras acciones y decisiones. En un contexto democrático, donde se valora la pluralidad de opiniones y la participación ciudadana, la ética y la moral adquieren un significado aún más profundo.
En una sociedad democrática, el cuestionamiento constante de nuestras acciones a la luz de principios éticos y morales es esencial. Los ciudadanos tienen la libertad de expresar sus opiniones y tomar decisiones, pero esta libertad también viene acompañada de responsabilidad. Reflexionar sobre la conducta humana y nuestras decisiones implica sopesar cómo nuestras acciones afectan a otros y a la sociedad en su conjunto.
La responsabilidad y la libertad son dos pilares fundamentales en una sociedad democrática. A medida que celebramos los 40 años de democracia en Argentina, es crucial recordar que la libertad conlleva una responsabilidad inherente hacia los demás. Nuestras acciones y decisiones deben ser consideradas cuidadosamente en términos de cómo impactan en los derechos y las libertades de los demás.
La filosofía, como herramienta de análisis crítico y reflexión, nos ayuda a explorar las intersecciones entre la ética, la moral y la democracia. Nos permite cuestionar nuestras creencias y valores, evaluar las normas sociales y examinar cómo nuestras acciones pueden alinearse con un conjunto de principios éticos compartidos. En última instancia, en una sociedad democrática, el pensamiento filosófico problematizador y la capacidad de argumentación sólida son fundamentales para mantener un diálogo fructífero y contribuir a la construcción de una sociedad más justa y ética.