2. Criterios para ordenar la biodiversidad

Los seres humanos siempre han tenido la necesidad de agrupar y organizar los elementos de su entorno, ya que eso les facilita comprenderlo y relacionarse con él. De todo lo que se encuentra en ese entorno, los seres vivos con los que habita siempre han sido de su mayor interés: nombrarlos, describirlos, entenderlos y clasificarlos son actividades que han ocupado una gran parte de sus esfuerzos. 
Al igual que nosotros tenemos un nombre y un apellido para diferenciarnos y que no haya error a la hora de identificarnos, los científicos han pensado que los seres vivos también necesitan “nombre y apellido"; es decir, dos palabras para nombrarlos y que esa nomenclatura fuera única para evitar confusiones. 
Este modo de clasificar se lo debemos a Carl Linneo (1707-1778), quien fue un naturalista sueco que tomando como base los trabajos de Aristóteles estableció, 2.000 años después, las bases del actual sistema de clasificación de los seres vivos., que cuando quería hablar de alguna especie con otros científicos tenía el problema de cómo referirse a ella para que no hubiera error, por lo que ideó el sistema denominado NOMENCLATURA BINOMIAL. 
Esta nomenclatura consiste en asignar a las distintas especies un nombre formado por dos palabras.
  • La primera palabra empieza con mayúscula y se refiere al género
  • La segunda palabra se escribe en minúscula y nos indica la especie
  • Ambas se escriben en letra cursiva cuando se escribe digitalmente, o subrayada si se escribe a mano.