4.3. Los principales elementos del lenguaje artístico son:
La armonía. Consiste en la organización concordante y placentera de los
elementos que constituyen la obra, especialmente cuando se trata de una obra
musical, plástica o escénica. Cuando los actores o las formas parecen llevarse
bien entre sí, se ha logrado la armonía en la obra. Por ejemplo, en una obra de
ballet, si las bailarinas salen a tiempo al escenario y bailan de manera
coordinada, se logrará cierta armonía en la puesta en escena. El color. Se trata de la percepción psíquica de la luz reflejada en una
superficie específica. Es decir, la luz blanca impacta en un elemento que
refleja todos los colores excepto uno, que retiene en sí mismo, y que al ser
percibido por el ojo del espectador es interpretado cultural y subjetivamente.
Por ejemplo, el color rojo encarna las pasiones turbulentas, el blanco la
pureza, entre otros. El espacio. Es el lugar en donde ocurre la obra, ya sea un escenario, una calle
o un soporte físico de algún tipo. Este espacio es resignificado por la obra,
de modo que un escenario teatral, por ejemplo, puede convertirse en el interior
de un castillo. El movimiento. Se trata del desplazamiento de los elementos de la obra, ya sean
cuerpos humanos o algún tipo de objeto, trazando un recorrido perceptible. El
movimiento es la clave de muchas artes escénicas como la danza o el teatro, y
en ambos ejemplos se encarna en el cuerpo del actor, bailarín o intérprete. La palabra. Es la unidad de sentido del lenguaje verbal utilizada especialmente
en la literatura y el teatro. La palabra puede ser escrita o hablada,
dependiendo de la forma de arte. El ritmo. Se trata de la repetición ordenada de elementos artísticos, como
pueden ser las notas de una melodía o los movimientos de una coreografía de
baile. Cuando el ritmo se sostiene en la obra, se crea una impresión de orden,
sincronía y plenitud. El tiempo. Se trata de la duración de la obra de arte, que puede variar
enormemente dependiendo del lenguaje artístico del que se trate. Una pintura no
suele verse más allá de unos pocos minutos, mientras que una pieza teatral
puede durar varias horas.