3. ¿QUIÉNES SON EMPRENDEDORES?

3.1. LOS FACTORES PSICOLÓGICOS

Al igual que casi todo el mundo, los emprendedores son complejos y no existe una teoría única que pueda explicar toda su conducta. La primera teoría, y quizá la más importante, de las raíces psicológicas de los emprendedores fue presentada a principios de los años sesenta por David McClelland, quien descubrió que las personas que seguían carreras empresariales (por ejemplo las ventas) tenían una gran necesidad de logro; es decir, la necesidad psicológica de lograr objetivos. Las personas que tienen gran necesidad de logro gustan de correr riesgos, aunque sólo si son razonables y si dichos riesgos son un estímulo para realizar un esfuerzo mayor. Es más, McClelland encontró que ciertas sociedades tienden a producir un porcentaje más elevado de personas con gran necesidad de logro. Otros investigadores han estudiado los motivos y las metas de los emprendedores, las cuales, al parecer, incluyen riqueza, poder, prestigio, seguridad, autoestima y servicios a la sociedad.

A mediados de los años ochenta, Thomas Begley y David P. Boyd estudiaron el material escrito sobre la psicología del espíritu emprendedor, con el propósito de encontrar las diferencias entre los emprendedores y las personas que administran las pequeñas empresas existentes. A fin de cuentas, identificaron cinco dimensiones:

1. Necesidad de logro. Los emprendedores alcanzan una calificación alta acerca del concepto de la necesidad de logro de McClelland.

2. Posición de control. Expresa la idea de que las personas, y no la suerte ni el destino, controlan su existencia. Tanto emprendedores como gerentes suelen pensar que están jalando los hilos de su vida.

3. Tolerancia ante el riesgo. Los emprendedores que están dispuestos a correr riesgos moderados, al parecer, obtienen rendimientos más altos sobre los activos que los emprendedores que no corren riesgos o los corren exagerados.

4. Tolerancia ante la ambigüedad. En cierta medida, todo administrador la necesita, pues muchas decisiones se deben tomar con información incompleta o confusa. No obstante, los emprendedores enfrentan mayor ambigüedad, pues quizá estén haciendo las cosas por primera vez y porque están arriesgando su forma de ganarse la vida.

5. Comportamiento del tipo A. Se refiere al impulso por hacer más en menos tiempo y, si fuera necesario, a pesar de las objeciones de otros. Tanto los fundadores como los gerentes de pequeñas empresas suelen obtener calificaciones más altas cuando se mide el comportamiento de tipo A, que todos los demás ejecutivos de empresas.

Es evidente que el emprendedor necesita tener confianza en sí mismo, ímpetu, optimismo y valor para iniciar y manejar un negocio, sin la seguridad de un sueldo fijo. En ocasiones, los emprendedores deciden iniciar empresas nuevas porque no pueden ignorar su sueño, su visión, y están dispuestos a arriesgar su seguridad a cambio de una ganancia económica. En otros casos, los mueven circunstancias ajenas a su control, por ejemplo, una reducción de personal (fenómeno muy común en nuestros días) o sentirse frustrados por la escasa posibilidad de avanzar, o son impulsados por la necesidad de coordinar sus metas personales

con las profesionales. Ante estas circunstancias, muchas personas encuentran el valor y la confianza para asumir el control de su destino profesional.



Personalidad tipo A: ambicioso, competitivo, práctico, impaciente y agresivo. Estos individuos toman riesgos con facilidad, lo cual caracteriza al espíritu emprendedor. Son prácticos a la hora de resolver un problema en el momento en el que se precise. Siempre necesitan estar haciendo algo (puesto que si no es así, piensan que están desaprovechando el tiempo en vez de hacer algo productivo). Fuente: https://psicosaludalmeria.es/blog/personalidad/