5. "Los géneros literarios y los No literarios”

Imaginemos que tuviéramos que acomodar en una enorme biblioteca todos los libros que se han escrito hasta el momento: para ordenarlos, podríamos seguir distintos criterios de clasificación. Podríamos acomodarlos, por ejemplo, por orden alfabético de los autores o de los nombres de los libros. También podríamos ordenarlos por la cantidad de páginas que tengan, o por la editorial, o por el formato. Podríamos agruparlos por el país en el que nacieron sus autores, o por el año en el que hayan sido escritos o publicados.

Podríamos ordenarlos por el color de sus portadas, o por algún otro criterio que se nos ocurra. Pero un texto no es necesariamente algo que está escrito. Las conversaciones familiares, por ejemplo, también son textos. ¿Por qué? Porque son un conjunto de palabras que están entrelazadas entre sí respetando ciertas reglas y criterios. Y eso es un texto. Esté escrito o no. Entonces, si quisiéramos establecer un criterio que nos permita acomodar todos los textos (tengan la forma de libro o no) en una “biblioteca” podríamos clasificarlos de acuerdo al género discursivo al que pertenezca. Si tuviéramos todos los textos existentes para acomodar, podría hacerse una primera gran división entre los que pertenecen al ámbito de la Literatura y los que no. Claro que, para eso, es necesario definir qué se entiende por Literatura.

Entre las muchas definiciones existentes, adoptaremos la del Diccionario de la Real Academia Española que sostiene que la Literatura es el “arte que emplea como medio de expresión una lengua”. Por lo tanto, serán considerados como literarios aquellos enunciados que puedan ser considerados artísticos. Claro que esto genera otra problemática: ¿Cuáles son los enunciados que pueden ser considerados artísticos y cuáles no? ¿Cómo se define esto? La respuesta no es fácil, pero puede determinarse que serán literarios aquellos enunciados que sean considerados como tales por los receptores. No es el autor de un enunciado el que tiene el poder de determinar si hace o no arte con sus palabras; es el efecto que genera su obra la que la hace pertenecer o no al mundo de la Literatura.