4. SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
El
siglo XXI ha visto acentuarse los rasgos de una economía globalizada y de una sociedad
de la información, caracterizada por el uso cada vez más generalizado de las
nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TICs). Éstas han
modificado y revolucionado la mayoría de las actividades humanas en general y
de manera específica la educación.
Hoy
asistimos a la revolución tecnológica de la informática y podemos visualizar
cómo sus innovaciones alteran profundamente las condiciones de intercambio de
conocimientos y afectan directamente los mecanismos que rigen el funcionamiento
de nuestra cultura. La revolución informática iniciada hace cincuenta años,
intensificada en la última década y manifestada en el incesante progreso de las
nuevas tecnologías multimediales ha marcado de forma significativa el quehacer
del hombre del siglo XXI.
La
aparición, el avance y la difusión de las nuevas tecnologías de la información
y la comunicación, en especial de Internet, han supuesto notables
transformaciones en los más diversos ambientes en los que se desenvuelven las
actividades humanas. Por un lado, porque posibilitan tanto la transmisión de
mucha información en poco tiempo como el acceso a numerosos servicios, y, por
otro, por el hecho de que facilitan la comunicación de forma instantánea entre
sujetos con independencia del lugar en el que se encuentren. Como consecuencia
del alcance de dichas transformaciones, la sociedad se inclina a basarse cada
vez más en el conocimiento, de modo que la sociedad industrial ha dado paso a
la sociedad de la información y del conocimiento, un fenómeno que acentúa la
globalización cultural y socioeconómica. En este contexto, la información,
debidamente procesada y evaluada, se transforma, a través del razonamiento
humano, en conocimiento. Un conocimiento que debería ser accesible para todos
los ciudadanos de forma libre e igualitaria, ya que, de lo contrario, se pueden
producir nuevas formas de analfabetismo y, en consecuencia, de exclusión
social. Tema que hemos tratado previamente, la denominada brecha digital.
La
introducción generalizada de la tecnología multimedia en la vida cotidiana ha
traído ventajas tangibles e innegables al usuario de las mismas, entre ellas:
flexibilización, libertad espacio tiempo, nuevas formas de interacción,
comunicación en tiempo real y comunicación diferida, etc.
La
sociedad de la información, aparente sucedánea de la sociedad industrial ha
sido definida como aquella en la cual el entorno socio cultural y económico
acusa el impacto de aquellas tecnologías que facilitan la creación, distribución
y manipulación de la información. El concepto de "sociedad de la
información" hace referencia a un paradigma que está produciendo profundos
cambios en nuestro mundo al comienzo de este nuevo milenio. Esta transformación
está impulsada principalmente por los nuevos medios disponibles para crear y
divulgar información mediante tecnologías digitales.
Los
flujos de información, las comunicaciones y los mecanismos de coordinación se
están digitalizando en muchos sectores de la sociedad, proceso que se traduce
en la aparición progresiva de nuevas formas de organización social y
productiva. Difícilmente se podría concebir la existencia de la sociedad de la
información fuera del marco del mundo globalizado del nuevo milenio en el cual
las TICs no sólo aparecen sino que inciden sobre y transforman todos los
procesos productivos facilitando así la inserción a los mercados globales.
De
manera ambigua se ha utilizado indistintamente el concepto sociedad del
conocimiento como sinónimo del de sociedad de la información.
En
sentido estricto estamos aludiendo a dos fenómenos distintos. La información no
es lo mismo que el conocimiento La información se compone de hechos y sucesos,
mientras que el conocimiento se define como la interpretación de dichos hechos
dentro de un contexto, y posiblemente con alguna finalidad.
El concepto actual de la ‘sociedad del conocimiento’ no está centrado en el progreso tecnológico,
sino que lo considera como un factor del
cambio social entre otros, como, por ejemplo, la expansión de la educación.
Según este enfoque, el conocimiento será
cada vez más la base de los procesos sociales en diversos ámbitos funcionales
de las sociedades. Crece la importancia del conocimiento como recurso
económico, lo que conlleva la necesidad de aprender a lo largo de toda la vida
El siglo XXI se define entonces como la sociedad del conocimiento. La
principal característica en las relaciones humanas ya no son los productos, ni
los servicios, sino el conocimiento. Este constituye el valor agregado
fundamental en todos los procesos.
Atendiendo a las diferentes etapas del desarrollo histórico de la
sociedad y a su relación con el conocimiento, se pueden clasificar en:
1. Economías agrarias: De
la recolección y la caza, se pasó a la economía agrícola que se centraba en
crear provisiones, cultivar, cosechar y domesticar animales. Se empleaba el
trabajo físico. Los conocimientos por sí mismos no eran generalmente
reconocidos ni se constituían en componente fundamental de esas sociedades.
2. Economías de recursos
naturales: El foco es la dominación explícita de los recursos naturales,
tales como minerales y productos agrícolas. El papel de la multitud era
facilitar la conversión de los recursos en bienes vendibles y llevarlos a los
mercados. Los conocimientos se transmitían por “pupilaje”, del maestro al
aprendiz.
3. Revolución industrial:
Durante los siglos xviii y xix la conversión de recursos naturales y la
fabricación de productos fueron mejor organizados para lograr mayor eficiencia
en esos procesos.
Los conocimientos se transmitían por aprendizaje en centros
especializados, básicamente universidades.
4. Revolución del producto:
En la primera mitad del siglo xx se empezó a poner énfasis en la sofisticación
de los productos y en el concepto de servicios para mejorar el producto. El
nuevo foco era el liderazgo del producto a través de la variabilidad y
sofisticación. El papel de los profesionales y artesanos cambió de forma que la
experiencia llegó a ser importante.
5. Revolución de la
información: En la segunda mitad del siglo xx continúa ese foco, pero
combinándolo ahora con la excelencia operativa y el liderazgo de los productos.
Las tecnologías de la información fueron más asequibles y se produjo como
resultado un mayor control en la fabricación, logística y mercadeo.
Lo anterior ilustra cómo se ha incrementado la confianza en los
conocimientos y cómo se ha desplazado el foco económico en el tiempo.