4. NUEVOS VÍNCULOS: LAS REDES SOCIALES

Pantallas y redes sociales: entre el vínculo y el “desvínculo”

La aparición de las redes sociales ha transformado significativamente la forma en que nos comunicamos con los demás. Goffman (1974) sostiene que el mundo puede ser comparado a un teatro y nosotros somos quienes "actuamos" en ese teatro. Identifica las interacciones sociales y las analiza en profundidad. Sus investigaciones lo han conducido a la conclusión de que cada uno de nosotros construye "máscaras", en función de la Imagen que quiere dar ante una situación de intercambio social determinada. Podemos pensar las redes sociales como un nuevo terreno por excelencia en el que se construyen estas "máscaras".

Facebook

Por tomar un ejemplo representativo, pensemos en Facebook. Quien accede a esta red social lo hace obteniendo una cuenta a su nombre o, al menos, con una dirección de
correo electrónico verificada. Una vez "dentro" se pueden buscar contactos, a quienes el programa llama "amigos". Es interesante notar cómo se nombra a una lista de contactos que puede o no estar basada en vínculos de amistad. Una vez buscados e invitados algunos "amigos" (cada uno de ellos tiene que acceder a esa "amistad" con quien los invita), podemos compartir una foto, un video, un pensamiento. De hecho, en el espacio destinado a ello dice "¿Qué estás pensando?", de modo tal de inducir al usuario a compartir con otros sus estados de ánimo, sus pensamientos o lo que sea.
En Facebook (del mismo modo que en todas las redes sociales) podemos "construirnos" como queremos: podemos ser más o menos graciosos, más o menos elocuentes, podemos interactuar más o menos, tenemos la posibilidad de mirar lo que nuestros contactos hacen o dicen junto con sus fotografías, sin ser vistos ni tener la obligación de decir nada al respecto. Pareciera que las nuevas redes sociales nos permiten construirnos ante los otros de una manera y, a la vez, conocer el modo en que nuestros "contactos" se construyen a sí mismos frente a los suyos. Utilizamos este ejemplo dado que esta red social es la que cuenta con más usuarios: son cientos de millones las personas alrededor del mundo que tienen una cuenta en esta red social.
Ahora bien, ¿qué tipo de relaciones y "máscaras" podemos construir y tener en las redes sociales? En primer lugar, las redes sociales nos permiten no sólo la construcción de máscaras, sino que (dado que no nos piden un documento para certificar nuestra identidad sino, simplemente, una cuenta de correo electrónico que funcione) podemos inventarnos un nombre y una historia. También podemos utilizar nuestro nombre y apellido para obtener una cuenta.
Estamos marcando la posibilidad de existir en Facebook con una identidad falsa o construida con algún fin. Por ejemplo, conocer personas para entablar relaciones, buscar contactos del pasado o relacionados con experiencias vividas. Pero las redes sociales también son amplios espacios de comercialización: bienes, servicios, espacios y objetos se presentan y se comercializan diariamente a gran escala en todas partes del mundo. Los múltiples usos de las redes sociales incluyen, Invariablemente, algunos delitos.
En cualquier caso, los usos apuntan a poner en contacto a dos o más personas, empresas o bienes que allí se ponen en circulación. Cabe mencionar, y esto no es un dato menor, que ese espacio es administrado y regulado por una empresa que no sólo accede a información sobre nuestras cuentas y todo lo que eso implica respecto de la privacidad y las políticas de seguridad, sino que nuestras interacciones se dan en un terreno ajeno. Nosotros, en tanto usuarios, utilizamos un programa creado por otros que, si bien es gratuito, posee avisos publicitarios de diversa índole para relacionarnos con nuestros contactos.
Las redes sociales favorecen un tipo de contacto con nuestros "amigos", pero esa relación se organiza en tanto y en cuanto seamos usuarios de ese programa. Las relaciones cara a cara incluyen otro tipo de interacciones que las redes sociales no pueden reponer.
Las redes sociales favorecen un tipo de contacto pero no puede suplantar el contacto cara a cara, que se establece con otras reglas y sobre otros espacios. Esto no implica, como mencionamos previamente, que los contactos sean mejores o peores. Simplemente queremos dejar en claro que las relaciones que se establecen dentro de las redes sociales siguen una serie de pautas y líneas de interacción posibles que están dadas por una tercera parte que, si bien es ajena a la relación en sí, interviene activamente en ella. Los diseñadores y productores de Facebook son quienes deciden, de varias maneras y en función de diversos intereses, qué acciones van a estar permitidas en su red, qué tipo de interacciones o relaciones no lo están, cuántos nuevos amigos por día podemos tener, entre tantas otras acciones monitoreadas. Por todo lo mencionado, cualquiera sea el uso que le demos a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tenemos que ser cautos. Decimos 'cautos', tratando de pensar las consecuencias, ventajas y desventajas de exponernos a través de un dispositivo manejado por otros.
A su vez, las redes sociales nos mantienen ocupados. Si tenemos acceso a ellas y contamos con algunos "amigos", podemos pasar el tiempo buscando personas, productos o Interacciones, del mismo modo que con Internet en general alimentando una ficción. Decimos ficción no porque sea "falsa" sino porque no es completamente "real": la ficción del acompañamiento. Estamos solos frente a una pantalla y pareciera que, porque estamos chateando o mandando un correo electrónico, estamos acompañados o compartiendo 

tiempo con otras personas. Seguimos estando solos frente a la pantalla, pero nos parece, tenemos la sensación de que en ese momento estamos con otros. El uso de las redes sociales debe ser reflexivo, cuidado y no puede, en nuestra vida cotidiana, reemplazar el contacto cara a cara, que nos permite hablar, expresarnos con todo el cuerpo y gesticular frente a otro. Somos quienes somos por nuestras relaciones y nuestra manera de vivir en el mundo que habitamos. Las redes sociales pueden complementar, ayudar, acompañar las relaciones, pero no debieran, a nuestro criterio, ocupar el espacio y el tiempo de la experiencia compartida en la calle, de la mano o caminando al lado de otras personas.