El
Grooming es el acoso sexual a niños, niñas y adolescentes a través de medios
digitales, consistente en acciones desplegadas generalmente por personas
adultas, de cara a establecer contacto con fines sexuales. El
término de “grooming” tal como se lo conoce en el habla hispana o “child
grooming” en el habla inglesa, es un anglicismo que se traduce en conductas de
acercamiento o acicalamiento, configurándose como delito en distintos países de
América Latina. Representa
una serie de conductas deliberadamente emprendidas por una persona con el
objetivo de contactar a un niño, niña y/o adolescente y así ganarse su
confianza, estableciendo un vínculo emocional a fin de disminuir sus
inhibiciones para luego generar un encuentro personal en el mundo físico, o
bien, como en la mayoría de los casos, obtener el material de contenido sexual
por parte de la víctima para su comercialización, distribución y/o para
satisfacer su perversidad sexual. Este
proceso es ejecutado por el acosador y consta de distintas etapas bien
diferenciadas, las cuales podrán ser reemplazadas y/o alternadas entre sí: 1) Etapa de enganche o entrapment
(atrapamiento): Con el
objetivo de ganarse la confianza y establecer un vínculo de amistad, en esta
etapa el acosador se acerca al niño, niña o adolescente generalmente falseando
su identidad y/o su edad, a través de una conversación donde prevalece el
intercambio de gustos, preferencias e intereses. 2) Etapa de fidelización: En esta etapa el acosador a sabiendas de los
gustos e intereses del niño, niña o adolescente profundiza la relación
obteniendo una mayor cantidad de datos personales, donde intentará mantener
cautiva la atención procurando fidelizar el vínculo a través del intercambio de
secretos, confidencias, promesas, etc. 3) Etapa de seducción: En esta etapa el acosador seducirá y
sexualizará la conversación, generalmente mediante preguntas y/o relatos, para
generar en el niño, niña o adolescente un compromiso y/o dependencia emocional. 4) Etapa de acoso sexual: Esta etapa se caracteriza por una marcada
agresión sexual, implícita o explícita, en la cual el acosador manipula a la
víctima a través de la solicitud de imágenes y/o videos íntimos, o bien, la
propuesta de un encuentro personal. En aquellos casos en los cuales el niño,
niña o adolescente no acceda a sus requerimientos, el acosador ejercerá
distintas formas de violencia, tales como: chantaje, extorsión, amenazas o
coacciones. Como
conclusión, este proceso puede transcurrir durante días, semanas, meses y/o
años, transformándose en una nueva modalidad del abuso sexual sin contacto
físico contra niños, niñas y adolescentes.