1. EL TRABAJO AUTÓNOMO

¡Hola! Bienvenido a la última semana de este módulo 5. Esperamos que hayas aprendido mucho, pero también, y fundamentalmente, haberte brindado herramientas para tu actual o futuro desempeño laboral. Vamos a ver, en esta ocasión, otras formas de trabajo. El trabajo autónomo, el benévolo, el familiar, el empleo doméstico, el trabajo de las personas con discapacidad y el teletrabajo. ¿Nos acompañas?

1-      EL TRABAJO AUTÓNOMO

El trabajo autónomo es aquel que realizan las personas de forma habitual, independiente, lucrativa y sin que medie contrato de trabajo. Los que se encuentran bajo este régimen trabajan por cuenta propia.

Un trabajador autónomo, trabajador por cuenta propia (en inglés, freelance), contratista independiente, o simplemente independiente es un trabajador que se desempeña, justamente, de forma independiente, es decir, y valga la redundancia, sin depender de otra organización, ofreciendo su fuerza laboral a clientes con total libertad de pactar las condiciones.

Un autónomo es aquel que invierte su tiempo de acuerdo a sus necesidades y las de sus clientes. En muchos casos no cumplen horarios rutinarios o de oficina, tienen la autonomía de modificar su agenda de acuerdo a la carga de trabajo que posean y en la mayoría de los casos ofrecen sus servicios por medio de contratos, especificando el tiempo que trabajarán para el empleador y bajo qué condiciones.

En el empleo en relación de dependencia, esta dependencia se marca justamente en tres aspectos; hay una dependencia técnica, una dependencia jerárquica y una dependencia económica

Se supone que, al elegir ser un trabajador autónomo, estas dependencias desaparecen; es decir un trabajador autónomo no debería recibir órdenes (dependencia jerárquica), no debería recibir indicaciones de cómo realizar el trabajo o tarea (dependencia técnica) ni tampoco debería estar supeditada su manutención al ingreso que le genera un único empleador (dependencia económica)

En nuestro país, y desde un punto de vista impositivo, el trabajador autónomo es una categoría especial dentro de los trabajadores independientes; la otra categoría que incluye a este tipo de trabajadores que realizan su labor por cuenta propia es la de los monotributistas.

El trabajo autónomo asume un papel significativo en nuestro mercado de trabajo, donde un porcentaje apreciable de la población ocupada mantiene la condición de autoempleado. Esta relevancia cuantitativa del trabajo autónomo es justificación suficiente para prestar atención a las condiciones y a la problemática de esta figura que constituye una fuente de empleo y de ingresos para muchas personas o unidades familiares.

No obstante, se subestima la significación del trabajo autónomo si se circunscribe el análisis a su contribución directa a la creación de empleo y de renta. El estudio de la trascendencia económica del autoempleo obliga a trasladarnos más allá de sus límites como mera forma de vida, para contemplar al trabajo autónomo como forma primigenia de empresa y al trabajador autónomo como forma elemental de empresario.

Desde esta perspectiva, la decisión inicial de convertirse en autónomo y las subsiguientes relacionadas con el ejercicio profesional, pueden entenderse como los primeros pasos de un proyecto empresarial en ciernes, que en determinadas circunstancias podrá desarrollarse más allá del mantenimiento del propio puesto de trabajo. De este modo, el trabajo autónomo se manifiesta, en un análisis dinámico, como un semillero de futuras pymes, e incluso como el germen de lo que en algún caso podría llegar a ser una gran empresa.