3. El Arte como expresión del capital cultural
El
arte es el reflejo de la cultura humana y, por eso, preservarlo, transmitirlo y
fomentarlo es una forma de conservar el patrimonio cultural de pueblos, países
y regiones.
El lenguaje del arte es universal y su vigencia atemporal. Cualquier persona puede apreciarlo -de la forma que sea- y, es hasta el día de hoy que su enseñanza es parte de los programas de educación básica de gran parte de las escuelas de Latinoamérica.
Para la socióloga Alejandra Parra, el arte y la cultura -el teatro, la literatura, la danza, la música y las artes plásticas, entre otras- son las formas más auténticas en las que una sociedad puede expresarse. Representan modos de pensamiento, tradiciones, ideologías y hacen a la historia de un pueblo. En este sentido, “impulsar iniciativas para fomentarlos es indispensable para el desarrollo de un país, porque permiten preservar conocimientos ancestrales, potenciar la creatividad, reafirmar la identidad y dar lugar a la creación y formación de las generaciones más jóvenes”,
Parra fundamenta que las sociedades que más invierten en iniciativas artísticas y culturales, ancladas en una legislación que las promueve, se destacan por tener:
· Mayores índices de alfabetismo y escolarización.
· Reconocimiento a nivel mundial por la calidad de sus centros educativos.
· Menores índices de violencia.
· Gran capital social, cultural, y humano.
A lo largo y ancho de Latinoamérica hay varios movimientos de vanguardia que se gestan y empiezan a tomar relevancia a través del mundo del arte y la cultura, y que hasta se transforman en revoluciones ideológicas que marcan el rumbo de las sociedades de la región. “Ni Una Menos empezó en Buenos Aires en círculos de artistas, poetas y pintoras”, ejemplifica Nicolás Oyuela, artista plástico argentino, y agrega que muchas veces los grandes cambios comienzan porque “artistas congenian en pensamiento y preocupación”.
El arte y la cultura, entonces, funcionan como motor de la comunicación, permitiendo la expresión de emociones, pero también de mensajes que invitan a reflexionar sobre la existencia y las problemáticas sociales. En esta línea, podría considerarse al arte y a la cultura como herramientas con el potencial de educar y cambiar sociedades.
En definitiva, a través del arte y de la cultura, se habilita un espacio en el que el individuo, pero también la sociedad en su conjunto, puede crear y expresar las distintas ideas, vivencias y problemáticas del día a día. Con cada creación se impacta por lo menos a alguien y se desencadenan procesos que tienen que ver con la educación y la revolución. De esta forma, las sociedades se enriquecen, desarrollan su potencial y exploran sus posibilidades.