América latina posee importantes reservas de agua dulce, tanto en
los ambientes cálidos como en los fríos. En los ambientes fríos se encuentran
los hielos continentales, que ocupan superficies mayores que la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y, en los cálidos, un importante acuífero o reserva de agua
subterránea. Esta acumulación de agua subterránea, conocida como acuífero
Guaraní, se formó en terrenos permeables que permitieron la infiltración de
agua. Abarca la superficie de 1.175.000 km2 y se calcula que comenzó
a formarse cuando África y América todavía estaban unidas. Este acuífero se
encuentra a 1000 metros de profundidad en algunas zonas, pero en otras aflora a
la superficie, como el caso de los esteros del Iberá. Se lo llama también acuífero del Mercosur, porque lo comparten los
cuatro países que integral este bloque regional (Argentina, Brasil, Uruguay y
Paraguay). Se lo utiliza para abastecer de agua potable a ciudades populosas
y a las industrias, para riego y baños termales. El agua de las termas es
considerada terapéutica por sus altas temperaturas y el contenido de minerales. Se calcula un volumen de agua almacenada de 37.000 kilómetros
cúbicos. Según expertos, el acuífero podría abastecer durante 200 años a la
población mundial a razón de 100 litros por habitante por día.