7. ¿CÓMO ESCRIBIR UN TEXTO?

El lenguaje es, generalmente, un fenómeno oral (o gestual en el caso de los sordomudos) que transmite significados de un hablante a otro. En cualquier comunidad donde haya personas, es muy probable que exista un lenguaje hablado. En algunas de esas comunidades, ese lenguaje también se escribe. Todos los textos escritos de esa comunidad tendrán que estar, entonces, relacionados con la palabra hablada y con el mundo del sonido que hace posible el lenguaje. En este sentido, podemos afirmar que la expresión oral ha sido capaz de existir sin ningún sistema de escritura que la acompañe; y al mismo tiempo, podemos decir que nunca ha habido escritura sin oralidad anterior.

 Ahora bien, si podemos comunicarnos simplemente con la palabra hablada o con los gestos, ¿Para qué nos sirve la escritura? Definamos primero qué entendemos por ella. La escritura es un sistema que fija la oralidad a través de pautas gramaticales. 

Un educador estadounidense Walter Jackson Ong estudió el pasaje de la oralidad a la escritura en las sociedades occidentales (principalmente de Europa). El fruto de sus investigaciones fue, entre otras cosas, una caracterización de qué es la “escritura” y cuál es su función en la sociedad. Para Ong, aprender a escribir es hacerse cargo de toda la tradición de escritura previa a uno mismo, es decir, que cuando el hablante comienza a escribir una lengua se integra en el mundo de la escritura y se sujeta a sus reglas. 

Por ejemplo, imaginemos la siguiente situación: 

Un hablante de la lengua castellana se anota en un concurso de alpinismo. Hace rato que entrena y se cree capacitado para ganarlo. Las condiciones del concurso son las siguientes: 

- El primero en escalar el Aconcagua a partir de hoy recibirá $100.000. 

Nuestro hablante se apura, viaja a Mendoza, y comienza a escalar día y noche para asegurarse el premio. Una vez en la cumbre, escribe apresurado un mensaje de texto (sí, hay señal en el Aconcagua) avisando de su logro a las autoridades del concurso. El mensaje dice lo siguiente: “Estoy en la sima”. 

Las autoridades reciben el mensaje, lo borran, y dicen: “Que nos avise mejor cuando termine de escalar”. Horas después, le otorgan el premio a otro escalador. 

¿Por qué pasó esto?  Porque en la lengua castellana la palabra “sima” significa “cavidad profunda en la tierra”, mientras que la palabra “cima” es la que significa “parte más alta de una montaña”. Entonces, por dos palabras que son homófonas entre sí, es decir, que al ser 

pronunciadas suenan parecido, nuestro hablante se quedó sin premio. Si hubiera sabido cuál era la letra indicada para la palabra que quería escribir, se habría podido quedar con los $100.000.



MÁS INFORMACIÓN: 

Es necesario entender que escribir erróneamente una palabra puede conducir a los lectores a tergiversar el sentido final del enunciado que se emite. De esta manera, el receptor no entiende el mensaje que queremos transmitir, y si el mensaje no se transmite adecuadamente, el objetivo mismo del lenguaje (la comunicación) se ve perjudicado. Hoy en día contamos con una aliada poderosa para escribir correctamente: la computadora. Los correctores automáticos de los procesadores de texto nos liberan de la responsabilidad de conocer todas y cada una de las reglas gramaticales, porque esos programas las tienen instaladas en su memoria. Ahora bien, es nuestra responsabilidad como hablantes de la lengua castellana prestarle atención al corrector cuando nos señala algún error gramatical, para mantener la igualdad entre lo que queremos decir y lo que efectivamente decimos.