2.   COMO ASIGNAR COSTOS

1-      COMO ASIGNAR COSTOS

¿Cómo vamos a determinar el costo? en principio dijimos que era la suma de todos los desembolsos, gastos o erogaciones necesarios para llevar adelante la actividad de una organización. Pero mantengámonos en la idea de que vamos a determinar y agrupar los costos en distintas secciones o divisiones.

Dijimos hoy que en una empresa que se dedique a la compraventa, su principal costo serán las mercaderías compradas. Ahora ¿cuál es la suma de erogaciones que cargaremos a esa mercadería? En principio no será solamente lo que le paguemos al proveedor, sino también los gastos necesarios hasta el punto en que, lo que compramos, está en condiciones de ser vendido.

Es así entonces que los gastos de transporte, los gastos de almacenamiento, los seguros, algunos impuestos, podrían (y deberían) formar parte del costo de las mercaderías a ser vendidas. Una vez que la mercadería está disponible para ser vendida, sabríamos cuánto fue lo que nos costó ese producto.

Pero aquí aparece una nueva idea; al momento de vender nosotros podríamos identificar específicamente cuál es la unidad que estamos vendiendo, y cuál es, en consecuencia, el costo de esa unidad (ya que en contextos con variaciones de precios no todas las unidades ingresan a la empresa con el mismo costo).

Pero como la identificación unitaria, sobre todo en organizaciones que tienen un gran volumen de ventas, resultaría muy compleja, la información para una identificación precisa del valor de cada una de las unidades resultaría demasiado onerosa.

Lo que se realiza, en realidad, es un costo global; con lo cual al momento de vender lo que sí tenemos que identificar las cantidades de unidades vendidas y también la cantidad de unidades que quedan en stock. Es decir que el total que hemos gastado en una compra de mercaderías se distribuirá entre las vendidas y las que quedaron en stock.

Y entonces llegamos a la conclusión que todos los activos de una empresa tienen un “costo”, que se identifica siempre con el total de erogaciones necesarias para que ese bien esté en condiciones de ser vendido… o utilizado. La diferencia es que esa suma de erogaciones se imputará, contablemente, al activo en el caso de bienes que formen parte de él; y al costo de ventas en el caso de los bienes que se transfieran a terceros. Y con las mercaderías pasará exactamente la siguiente situación; serán activos (bienes de la empresa) mientras estén en los depósitos (físicos o no) de la organización, para pasar a ser costos cuando las mismas se vendan.

También en aquellas empresas que se dedican a la transformación de materias primas en mercaderías de venta, los productos que compramos a nuestros proveedores forman parte del costo. La diferencia es que aquí, seguramente, habrá muchos más gastos a ser incluidos dentro del costo.

En principio los gastos de energía (combustibles, luz u otros), los gastos de mano de obra de los trabajadores que se encargan de la producción y de los que hacen tareas de supervisión, y otros conceptos análogos.

Pero también aparece un costo que vimos en la clase anterior; la utilización de las maquinarias y otros bienes de uso. En este caso el costo que representan estos bienes de uso, se reparte entre muchísimas unidades que se producen a lo largo de toda la vida útil del mismo. Es por ello que se utiliza la amortización para ir asignando costos de forma periódica, a todos los productos que se elaboran durante ese periodo.

Esta idea de la amortización nos sirve, también, para entender que cuando hablamos de la “suma de erogaciones” no siempre nos referimos a una salida inmediata e inequívoca de dinero. En este aspecto lo financiero debe ser separado de lo económico.