LA SOCIEDAD, ANTES Y AHORA: Una
perspectiva sobre los pueblos indígenas en Argentina (fragmento artículo-Morita Carrasco) ¿Quiénes son los pueblos indígenas? Aunque mucho se ha dicho y escrito sobre este
tema, subsiste en la comunidad global el convencimiento de que los indígenas
pertenecen a un tipo de sociedad que, por razones que nunca se explicitan del
todo, sobreviven actualmente como residuos de sociedades antiguas que no se han
integrado completamente a la sociedad mayoritaria. Por ello, se sostiene, viven
en condiciones materiales deficientes, presentan altos índices de desnutrición
infantil, mortalidad y analfabetismo, y poseen una escasa participación en la
vida política global. Estas concepciones, que presentan a los
indígenas como sociedades incompletas e imperfectas y que tienen su arraigo en
certezas decimonónicas sobre la existencia del progreso social unilineal, se
reflejan en categorías tales como “minorías empobrecidas” "grupos
vulnerables", "sector careciente", "grupos marginados",
"segmento social atrasado", etcétera. El problema de las categorizaciones sociales
es que ellas configuran los derechos que los grupos en cuestión están
autorizados a reivindicar y determinan la orientación y diseño de las políticas
públicas. Así, es factible que se acepten –y propicien– demandas de asistencia
económica, pero se califiquen como "excesos" intolerables las
reivindicaciones de autonomía política de los pueblos indígenas. Un enfoque basado en las categorías antedichas
sostiene que la existencia de los pueblos indígenas es una cuestión
circunstancial que se da en un momento determinado, pero que puede –y debe–
cambiar si se adoptan medidas positivas dirigidas a alcanzar su gradual
integración en la sociedad global civilizada. Siguiendo estas perspectivas, en Argentina se
han implementado sucesivos planes y programas de integración que según las
épocas se llamaron "reducciones”, “reservas”, “colonias” o
“misiones", y cuyo objetivo principal era la "radicación" de los
indígenas a la tierra como campesinos o peones rurales. Pero estas políticas de
invisibilización de la diferencia fracasaron de unos años a esta parte, tal
cual lo demuestra la importante reemergencia de las identidades indígenas, el
fortalecimiento de sus formas organizativas propias y su accionar como actores
políticos sui generis en el orden interno e internacional. A partir de esta constatación proponemos,
entonces, adoptar un punto de vista distinto al citado. Un enfoque que tenga en
cuenta, en primer lugar, las consecuencias jurídicas que acarrea para los
pueblos indígenas el ser ubicados en una u otra categoría y, en segundo lugar,
que pondere la categoría social que sea más compatible con los objetivos y
aspiraciones del grupo cuyos derechos desea proteger.