Llegamos al final de este recorrido. A lo
largo del mismo fuimos trabajando con distintos elementos de una organización.
Además definimos que las conceptualizaciones que vimos se aplican por igual a
organizaciones lucrativas o no, públicas o privadas, grandes y pequeñas,
unipersonales o sociedades. Pero
estos elementos deben estar aglutinados, coordinados…, justamente “organizados”
en una organización (valga la redundancia) para que la misma pueda cumplir con
sus cometidos. Aparece
así la figura del “administrador”, que es quien lleva adelante lo que habíamos
definido como “capacidad empresaria”. Un administrador es quien controla,
ejecuta, maneja, analiza, comunica, vincula, planifica, lidera, negocia, motiva
y toma decisiones, entre muchas otras actividades, dentro de una
organización, un área, rama, unidad o departamento de ésta, con el propósito de
conseguir que se cumplan ciertos objetivos. El
administrador es la persona encargada de la planeación, organización,
dirección y control de actividades en una institución, maneja óptimamente
los recursos materiales, humanos, financieros y tecnológicos que le son
confiados, con la finalidad de conseguir los objetivos que la institución
previamente se ha fijado. Planear:
consiste en examinar el futuro de la organización y, en base a la información
con la que contamos, imaginar los distintos caminos que nos llevaran a lograr
el resultado esperado. Esos
planes serán a largo (se suele convenir que alrededor de los 10 años), mediano
(5 a 7 años) y corto plazo. Por supuesto que cuanto mayor sea el plazo de
planificación la certeza disminuye y los planes se vuelven menos concretos y
más estratégicos.