¡Buenas noches compañeros!
Respondiendo a las consignas planteadas, se puede identificar el acoso escolar en la estudiante que se manifiesta en el momento que no se "siente...
Respondiendo a las consignas planteadas, se puede identificar el acoso escolar en la estudiante que se manifiesta en el momento que no se "siente...
¡Buenas noches compañeros!
Respondiendo a las consignas planteadas, se puede identificar el acoso escolar en la estudiante que se manifiesta en el momento que no se "siente bien y decide dejar de asistir a la institución", es decir, el daño emocional que le generó a la misma, tuvo que recurrir a ayuda psicológica por el maltrato recibido.
El papel del vicerrector fue de minimizar y de no dar relevancia al hecho porque "solo ocurrió una vez", lo que me da a pensar que no supieron distinguir entre un conflicto entre pares del acoso escolar a la adolescente, por lo que debieron darse cuenta si prestaban atención a las señales, por ejemplo la intención de dañar del agresor, el poder que ejerce sobre la agredida y sobre todo el impacto negativo que no siempre es repetitivo para que ocasione en la victima una lesión física o psicológica.
Además analizando el relato manifiesta "que tomaron medidas al respecto", pero no explica qué medidas tomó él y el equipo escolar y sí activaron el "protocolo contra violencia escolar, Resolución N.º 3100/17 "Guía de Orientación para actuar ante situaciones de Violencia Escolar" sí dieron aviso a DISEPA, por lo que en este caso el accionar de las autoridades manifiesta una desidia total y cero empatía con la alumna acosada. Tampoco se observa acciones preventivas para contrarrestar ese comportamiento nocivo en el colegio por ejemplo, charlas, talleres o medidas disciplinarias con la estudiante acosadora, y reunión con los padres para trabajar la sana convivencia democrática como adultos responsables de la alumnas involucradas. También que los tutores de la adolescente agresora tomen acciones con su hija y la traten psicológicamente por la violencia que ejerce en el ámbito escolar. El rol del facilitador en este caso es de posibilitar el diálogo entre las estudiantes implicadas, familia y equipo escolar para concientizar en el daño emocional que genera el bullying y buscar la manera de que ninguna de las alumnas abandone su escolaridad. Solicitar a las autoridades a través del conocimiento del Protocolo y apoyo de DISEPA y otros programas para que se trabaje estás situaciones de violencia escolar para sanear emociones en el contexto escolar.
El facilitador no debe quedarse con la información que le proporciona la institución sobre el caso, sino indagar con las personas interesadas lo que sucedió, escucharlas y sacar su propia conclusión del conflicto.
No minimizar el hecho y el daño que se pudo ocasionar en la persona agredida.
No actuar ante situaciones de acoso escolar o bullying, ni haber solicitado al colegio que intervenga.
Tomar acciones sin consultar al colegio.
Respondiendo a las consignas planteadas, se puede identificar el acoso escolar en la estudiante que se manifiesta en el momento que no se "siente bien y decide dejar de asistir a la institución", es decir, el daño emocional que le generó a la misma, tuvo que recurrir a ayuda psicológica por el maltrato recibido.
El papel del vicerrector fue de minimizar y de no dar relevancia al hecho porque "solo ocurrió una vez", lo que me da a pensar que no supieron distinguir entre un conflicto entre pares del acoso escolar a la adolescente, por lo que debieron darse cuenta si prestaban atención a las señales, por ejemplo la intención de dañar del agresor, el poder que ejerce sobre la agredida y sobre todo el impacto negativo que no siempre es repetitivo para que ocasione en la victima una lesión física o psicológica.
Además analizando el relato manifiesta "que tomaron medidas al respecto", pero no explica qué medidas tomó él y el equipo escolar y sí activaron el "protocolo contra violencia escolar, Resolución N.º 3100/17 "Guía de Orientación para actuar ante situaciones de Violencia Escolar" sí dieron aviso a DISEPA, por lo que en este caso el accionar de las autoridades manifiesta una desidia total y cero empatía con la alumna acosada. Tampoco se observa acciones preventivas para contrarrestar ese comportamiento nocivo en el colegio por ejemplo, charlas, talleres o medidas disciplinarias con la estudiante acosadora, y reunión con los padres para trabajar la sana convivencia democrática como adultos responsables de la alumnas involucradas. También que los tutores de la adolescente agresora tomen acciones con su hija y la traten psicológicamente por la violencia que ejerce en el ámbito escolar. El rol del facilitador en este caso es de posibilitar el diálogo entre las estudiantes implicadas, familia y equipo escolar para concientizar en el daño emocional que genera el bullying y buscar la manera de que ninguna de las alumnas abandone su escolaridad. Solicitar a las autoridades a través del conocimiento del Protocolo y apoyo de DISEPA y otros programas para que se trabaje estás situaciones de violencia escolar para sanear emociones en el contexto escolar.
El facilitador no debe quedarse con la información que le proporciona la institución sobre el caso, sino indagar con las personas interesadas lo que sucedió, escucharlas y sacar su propia conclusión del conflicto.
No minimizar el hecho y el daño que se pudo ocasionar en la persona agredida.
No actuar ante situaciones de acoso escolar o bullying, ni haber solicitado al colegio que intervenga.
Tomar acciones sin consultar al colegio.